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Cafeteando

Por J. C. Krausse


Salvando al soldado Peje


Después de fusilar y desfogar su artillería pesada, con balas de lengua contra el INE, periodistas intelectuales, grupos independientes, movimientos de mujeres por la reivindicación de sus derechos, y a toda persona o sector de la sociedad civil, que ejercen la libertad de crítica y expresión a su Gobierno; el Soldado Andrés Maneloski, se encuentra triste en sus aposentos del Palacio imperial.

“Mi Generalísimo de mil Batallas, ¿qué tiene?”, pregunta el Choco al entrar al cuarto de Guerra del miliciano Andrés Maneloski Vladimir. “Mi Choco, y único estratega, me siento muy mal, requetemal, quiero ser héroe, y no se me da, estar en los libros de historia, mi foto en las aulas, mi busto y estatuas en todo México, ser Leyenda; pue’ fíjate que, siempre no responde el Soldado Razo del Sur”.

“Serenidad y paciencia mi Sr. como decía el Sabio Kalimán, déjeme sugerirle que hacer”, analiza el Sargento Choco... “Oiga usted, abra las compuertas de Tapachula, Chiapas, invada la Frontera Norte con 50 mil migrantes, pida le regresen la Alta California y Texas por derechos históricos, bombardee con su charpe la Casa Blanca y recupere su agenda mañanera, y subirá en rating en los medios”.

“¿Que más recomiendas?”, interroga un requetecontento infante peje. “Escuche mi Napoleón de Macuspana”, diserta el fiel consejero Choco, “afíliese al Sindicato de la ANDA, tome un curso de actuación, en el género del arte dramático; de mimo no porque para chistes ya su gobierno es una comedia; interprete la serie de Soldado a Presidente y tendrá éxito como Volodimir Zelenski, Presidente de Ucrania, que defiende a su Nación con sangré, fuego y lágrimas, ante la invasión bélica del loco Putin; diga frases ya célebres, no quiero un aventón solo municiones; y la coyuntura se le dio a Zelenski y ahora es un héroe de carne y hueso en el mundo entero; mandé soldados a Ucrania y será alabado como quiere, a la altura de un Santo el Enmascarado de Plata, defendiendo al más débil”.

“Excelente mi genial asesor”, esboza el espadachín Andrés Maneloski... “Pero no puedo mandar tropas, me quedo sin carpinteros, albañiles, policías, gendarmes, veladores, celadores, agentes aduanales, fogoneros, maquinistas y aquí en entre nos, que nadie se entere, yo simpatizo con el Dictador Ruso”.

“Eso lo sabemos, es secreto a voces, que admira al tal Putin, como a Ortega el de Nicaragua, Maduro de Venezuela o a Evo de Bolivia”, contesta el súper asesor Choco.

Y mientras el Primer soldado de México, se prepara para ser actor en las locaciones de una televisora del Ajusco; el sargento y disciplinado Choco, a meses del lamentable conflicto bélico en Ucrania, marcha en la ciudad heroica de Kiev con su uniforme color Olivo, busca a un extraviado del pelotón chiflado de nombre Andrés Maneloski Vladimir y tiene instrucciones de rescatarlo, está perdido como su sexenio.

Alegre en su misión, canta y silba el infante Choco: “Andrés se fue a la guerra, que dolor que dolor que pena, Andrés se fue a la guerra, no sé cuándo vendrá...”.

Por la paz en Ucrania, Alto a la Guerra.

Caminando por la izquierda...

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