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Cafeteando - Por J. C. Krausse


Sin narrativa.-


El niño grande Mayel toca la puerta del cielo. “Toc toc toc”, un desvelado San Pedro abre la reja, de fierro y madera: “¿Qué haces aquí?, no estás en mi lista”, le dice el guardián del paraíso. “Mire San Peter yo iba a tardar en llegar, pero solicité mi pensión, por ser una persona con capacidades diferentes, a la delegación de Bienestar en el Estado de Veracruz y nunca me llegó; con ese apoyo económico, me hubiera checado el cardiólogo y no estaría dando molestia a su merced, no me hubiera pelado del planeta tierra, con el “paro pardiaco” que me dio, pura demagogia en el mundo feliz, feliz del peje; así que ahora deme mi lugar, invíteme un copa de vino, Whisky o Tequilita porque tengo mucha sed”, le comenta un adulto mayor Mayelito, con su maleta llena de carritos, trenes y algún otro caramelo. “Pase usted, le convidaré un cañita de Mahuixtlan, por eso de la austeridad Franciscana”, le da una palmada en el hombro al infante Mayel; el apóstol que negó a Jesús en los días de la pasión ya hace más de dos mil años.


En la realidad del orbe pejiano, “Mi Choco, ¿cómo viste la detención de Murillo por el caso de Ayotzinapan?”, interroga un Andrés Manuel vestido de túnica Romana a semejanza de Poncio Pilato. “Mire pue, un chivo expiatorio hacía falta, ya no había tema en sus mañaneras, y es un mensaje a la galería sujetar a proceso penal al que investigó, no a los que le quitaron la vida a los 43 estudiantes normalistas”, le responde un asesor presidencial.


“Así mero, yo gobierno con mi mordaz lengua y a la cárcel los del sexenio pasado, pue la culpa es del pasado, perdono a los infieles que se convierten a la 4a transformación, a los que están en mi contra directo a las calderas, al infierno, por pecadores, Fariseos, traidores, conservadores, fifis”. Se escucha la predicación en el zócalo capitalino del mesías tropical.


Mientras oye el sermón del monte del valle de Anáhuac, un Choco arregla su equipaje, se alistará en el grupo de investigadores para echar abajo la verdad histórica del caso Ayotzinapan, y construir otra novela histriónica en los momentos inquisidores de la 4ª transformación.


Caminando por la izquierda: Rosario libre y faltan muchas más.




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