A sus órdenes jefe.-
1º de septiembre del 2024, la oposición aliancista, se alista para la transición pacífica del poder, la voluntad soberana y ciudadana les otorgó la confianza, el PAN con el 25% de la votación, el PRD el 10% y MC el 10%, sumando un total de sufragios del 45%, el gran perdedor favorito de las encuestas, Morena el 40% con sus aliados, un PRI solitario con Amlito 4 puntos y el resto votos nulos; el presidente Andrés Manuel alegó fraude, pero el INE y tribunal electoral confirmaron el triunfo del candidato del Norte.
Por la madrugada del día de cambio de poderes, se escuchan tanques de guerra en la sede del parlamento del Congreso de la Unión, al igual que en las capitales de los Estados de la Federación. Se anuncia la disolución de las Cámaras, arrestos en sus domicilios de dirigentes de la oposición y detención de exfuncionarios del partido perdedor de la elección presidencial, que concluía su mandato por ley.
El golpe de estado militar encabezado por el General Güicho Crescencio, quien se sienta en la silla en Palacio Nacional. El ejército, la marina y las policías estatales de la exguardia civil se ponen a la orden del General en jefe: “A SUS ÓRDENES JEFE”.
El expresidente oriundo de Macuspana se pega en la frente arrepentido, de haberle dado tanto poder a los Mélicos; el acuerdo era entregarle la primera magistratura del Valle de Anáhuac a él. Ufff; a bordo del Barco Chico Che, llora arrepentido al exilio con destino desconocido.
Un Choco, lo consuela con un pañuelo de color guinda con el águila devorando una serpiente dibujada, zurcida y tejida a mano. “Ya ve pue”, lo regaña un fiel asistente. “Al Ejército ni todo el poder, ni todo el dinero, en sus genes y venas circula la traición”.
“Choco, Choco, Choco, despiértate” habla el monarca Andrés Manuel, “Vamos a jugar beis beis beis, levántate”. Un asesor confundido y somnoliento, no da crédito a lo que ven sus ojos, duerme en palacio y todo fue un sueño. “¿Será una premonición?”, se pregunta.
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