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Cavilaciones del Dr. Caturra

Aprender sobre el arte



Siempre he deseado una cafetera italiana, son obras de arte superior funcionales. En alguna ocasión estuve a punto de comprar una, sin embargo, de última hora me pareció mucho dinero invertido en un solo artefacto, obviamente, hoy me arrepiento de no haber realizado esa compra.


En esta cavilación quiero llevarlo a usted a cavilar sobre uno de los quehaceres más necesarios en el desarrollo de un niño, de cualquier ser humano, aprender sobre el arte. Seguramente usted en su sillón, o donde sea que disfrute de la lectura de este maravilloso semanario, se estará preguntando a qué se debe que le imponga semejante importancia al arte y a su aprendizaje.

Pues bien, sígame, le explicaré; el arte al igual que la ciencia son manifestaciones humanas que tratan de describir al cosmos y la naturaleza. La ciencia por su parte tiene el compromiso de tratar a la realidad, es decir, a través de sus especulaciones y teorías intenta entender para el hombre los fenómenos del mundo dentro del universo; el arte en cambio utiliza a la imaginación, las habilidades creativas, la abstracción, el entendimiento y la descripción de los mundos que la ciencia contempla como no posibles, para hacerlos accesibles.


Quien se adentra al mundo del arte crece en su espíritu, acelera su imaginación, se cansa de lo posible y hablará en consecuencia de lo imposible, en ese esfuerzo dotará a los que le seguirán de rutas nuevas creativas, como hicieron en su tiempo Platón, Averroes, Aligheri, Galileo, Pitágoras, Moro, Botticelli, Da Vinci, Einstein, Bohr, Heisenberg, Verne, Heidegger, Asimov, Masters y Jonshon, entre muchos otros, pues lo que hoy se antoja imposible quizás mañana se haga material.


El que entienda cualquiera de las disciplinas artísticas tendrá la materia prima para hacer ciencia con las imprescindibles alas de la fantasía y la imaginación. El arte provee de estos valientes apéndices intelectuales que llevarán a su destinatario a aquellas cavilaciones que le permitan edificar un mundo nuevo, una tierra mejor, y entonces al menos tener una de las cada vez más escasas epifanías.


Nos urge gente capaz de descubrir la verdad para no ocultarla, para que esta sea evidente a todos, que el arte nos lleve con los sentidos exaltados por las sendas del placer más elevado, la contemplación y el entendimiento, sólo entonces habrá de nuevo humanidad. Eduque a los suyos con acceso al arte, se trata de un asunto de vida o muerte, tómelo en serio, un ser humano sin amor al arte, es un ente vacío, insensible y fácilmente presa de la obnubilación.


No, jamás es tarde para adentrarse en el arte, aunque se prefiere que sea a edad temprana. Ojalá y algún día pueda deleitarse al sentir ese abrumador y elevado placer al escuchar una sinfonía de Mahler después de conocer a Beethoven, una partita de Bach siempre indispensable, entender las ecuaciones de Maxwell o de Euler, recrear la partida entre Anderssen y Kieseritzky, observar las Meninas de Velázquez o el pensador de Rodin.

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