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Cavilaciones del Dr. Caturra - Los propósitos de año nuevo


Muchos médicos recomiendan “bajarle” al huevo, a la carne, a las grasas, los azúcares y a la sal; pero hay galenos inmisericordes que hacen la barbárica recomendación de bajarle al café, cosa que he de serles franco, no haré, no por ahora.


Si usted es de las personas que se impone propósitos de año nuevo, le cuento los míos, me he dispuesto ser más tolerante con mis semejantes, sobre todo con aquellos más cercanos a mí. Procuraré tener paciencia con los necios, intentaré ser empático con los que muestran clara ignorancia, incluso con aquellos que por voluntad propia han elegido al analfabetismo como modus vivendis, confluiré con asertividad con los que no aman al mundo, detestan lo humano y destruyen todo vestigio de lo que pudiera hacer referencia a la humanidad, siempre y cuando desistan de sus autodestructivos deseos.


Me he propuesto ser amoroso con las cosas bellas del mundo; tratando lo bello desde la idea de que es bueno, todo lo que no implique bondad siendo bueno no lo censuraré, sólo no lo atenderé, pugnaré por lo que sea honesto, útil, fructífero, que resulte en bien de la inmensa mayoría.


Aunque no quiero atacar al que pretenda dañar lo que debe conservarse y atesorar lo que debiera desecharse, seré un férreo defensor del bienestar común, ayudaré al que requiera de ayuda, enseñaré al que busque aprender y aceptaré al que no quiera ayuda o aprendizaje; todo el que busque modificar sus quehaceres para comenzar a hacer el bien, bienvenido sea.


Ahora sus propósitos y aclaro no busco decirle qué debe hacer, sólo le acompaño; si desea realmente un propósito provechoso, lea, lea mucho, conozca los puntos de vista de los demás, pero no los haga suyos por favor, hágase de sus propias creencias, defiéndalas, justifíquelas y piense que como todo en este mundo conceptual, las acepciones cambian, evolucionan.


Por otro lado, haga el bien, pero no vaya usted regalando bondades esperando los favores de una deidad, caerle bien a los demás o ponerse un bello pero falso traje de misericordia para que la sociedad lo celebre y aplauda. No, si hemos de hacer el bien será porque sí, sin fin, motivo o premio.


La naturaleza no puede más con tantos hijos, procuremos todos ahorrar energía eléctrica, combustible, agua y papel; dejemos de desperdiciar alimentos, aceites, dejemos de emanar tanto humo al ambiente; utilicemos de manera racional e inteligente nuestros vehículos, paremos de depender de modo patológico de los teléfonos “inteligentes”, reforcemos nuestra autoestima y por último, amemos con plenitud, seamos congruentes con lo que decimos y lo que hacemos. Estaremos bien este 2022. Ánimo, que el comienzo es aún.





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