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Circo


El Circo ha sido, desde siempre, una forma clásica de diversión; la palabra procede del latín circus, y designaba el escenario romano, donde se originaron muchos de los números que pueden verse hoy en una función circense.


Las actuaciones en un circo se rigen según unas bases establecidas, y hay una serie de números que son ya clásicos en el repertorio de este tipo de espectáculos, tales como las acrobacias a caballo, las cabalgatas y las actuaciones de elefantes, focas, perros y otros animales amaestrados. El domador de leones y tigres, por ejemplo, había sido siempre uno de los personajes característicos y más atractivos del circo, aunque en algunos países se hayan prohibido esta clase de números.


Tradicionalmente, el circo es un espectáculo artístico que puede incluir a acróbatas, contorsionistas, equilibristas, hombres bala, magos, malabaristas, mimos, motociclistas, payasos, trapecistas, etc. El payaso actual, o clown, ha heredado toda una tradición y sus actuaciones incluyen una serie de chistes, pantomimas, piruetas y números musicales, que siempre han atraído a grandes y pequeños. Este personaje, cómico a ultranza y con su máscara sonriente, puede, sin embargo, ser un dramático reflejo de la incomprensión, la soledad y los defectos humanos.


El circo, tal y como lo conocemos, apareció por primera vez en Gran Bretaña en 1770, y en el siglo siguiente se extendió a un gran número de países. Es un espectáculo que atrae a grandes y a pequeños, y en él se combina la magia de la función, con el propio espíritu aventurero de los protagonistas.


Actualmente, los circos ya no presentan espectáculos con animales y se han transformado en un espectáculo de teatro y expresiones corporales, en shows diseñados de manera diferente, donde no se pronuncia ni una sola palabra y todo es a través de la expresión corporal, y eso permite llevarlo a otras dimensiones.

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