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DE LAS NOTAS DEL CORTADOR - El Ave Fénix.-



Ha iniciado diciembre y las fincas de café ya lucen su manto de gala rojo. La cosecha ha comenzado y con ella el movimiento económico en toda la región. Se espera una buena producción, ansiando que los precios sean los mejores. El jelengue en las fincas, ya se escucha desde muy temprano. Hombres y mujeres llegan llenos de esperanza a llenar sus tenates de ilusión. La temporada de cosecha cambia la dinámica de la zona cafetalera.


Los cortadores arriban ataviados con los arreos de trabajo que portan como insignias con orgullo: lona, machete, tenate y calabazo con agua. Indispensables para la jornada. El viejo cortador curtido por el tiempo y el trabajo se yergue orondo y gallardo dirigiendo las cuadrillas. Cordial y experimentado, reparte los surcos. “No lastimen las matas, no corten granos verdes, no llenen el tenate de hojas…”.


Uno de los cortadores, en lo que se amarra el tenate, le comenta al abuelo: “¿Ya supiste que cerraron el Nido de las Águilas?... A lo que el sabio filósofo de las laderas, testigo de muchos inviernos y conocedor de los lugares y los elíxires sagrados, cabizbajo y meditabundo, responde: “¡Sí caramba qué lástima! Se cerró una página de setenta años de tradición. Desde la muñeca. Si bien es cierto que no era una cantina de altura, pero mitigaba el cansancio y hacía cordiales las tardes al final de la jornada. Mi compa don Carmelo Alducin, del meritito Texín de Teocelo, a sus casi 95 años, decidió poner las cosas en orden. Decisión que se respeta”…


“Qué bueno abuelo porque el Félix no salía de ahí, ya hasta lo querían llevar al Ave Fénix. Por cierto jefe, qué significa ese nombre?... A lo que el erudito de las laderas, descifrador de los misterios esotéricos y doctor en los vericuetos de la conducta humana, con autoridad explica: “La ebriedad es una situación emocional e individual. Cada caso es único y depende de la concepción mental… Pero el concepto Ave Fénix, encierra un profundo simbolismo místico y mitológico. Te explico”:


La leyenda del Ave Fénix relata la historia de un ave capaz de renacer de sus propias cenizas. Es un símbolo universal de la muerte generada por el fuego, la resurrección, la inmortalidad y el sol. También representa la delicadeza ya que vive solo del rocío sin lastimar a ninguna criatura viviente.


El mito del Ave Fénix aparece en diversas culturas y épocas. Pero todas coinciden en que se trata de un ave que al alcanzar 500 años de vida se inmola en vísperas de la primavera en un altar que ha sido especialmente preparado para tal fin por un sacerdote. Pero es la misma ave la que enciende el fuego. Al día siguiente, entre las cenizas, una larva aparece que luego se transforma en un pequeño pájaro.


Simboliza la muerte ritual y regeneración. En esta versión, los rayos del sol encienden el fuego y el pájaro aviva la llama utilizando sus alas hasta consumirse en su totalidad. Luego, un nuevo Fénix nace de las cenizas dejadas por el fuego.


El ser humano y el ave Fénix tienen muchas similitudes. Esa emblemática criatura de fuego capaz de elevarse majestuosamente desde las cenizas de su propia destrucción, simboliza también el poder de la resiliencia, esa capacidad inigualable donde renovarnos en seres mucho más fuertes, valientes y luminosos.


Se decía de él que sus lágrimas eran curativas, que tenía una gran resistencia física, control sobre el fuego y una sabiduría infinita. En su fuego se contenía tanto la creación como la destrucción… la vida y la muerte…

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