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Desde Teocelo - Por Angeheca



Sin duda alguna, la pandemia vino a cambiar todo, en todo el mundo; y en un ámbito que impactó directamente fue el deporte.


Aunque en Teocelo hubo resistencia para cerrar los espacios deportivos, finalmente sí se cerraron en el momento que los contagios fueron muy altos. La resistencia fue de la ciudadanía en general y en organizaciones como la liga de fútbol, que hacía presión para reanudar los partidos que finalmente se volvieron a suspender por la tercera ola de contagios.


Como sea, Teocelo no tiene un plan público para la creación de atletas y/o fomento deportivo disciplinado. Es cierto que hay deportistas de alto nivel, pero ninguno de ellos fue forjado por una inversión o visión del Gobierno Municipal; y no es un señalamiento hacia la actual administración, sino por lo menos a las últimas 5 administraciones.


Si se puede gastar dinero en café, galletas, refrescos, gasolina de vehículos que evidentemente no se utilizan para el servicio del pueblo y cosas sin impacto social, ¿por qué no invertir en una o dos personas que comiencen a sentar las bases de la cultura del deporte?


Fomentar y motivar el deporte como disciplina, no de fines de semana donde se remata con alcohol cualquier justa, sería: mejorar la salud pública de los futuros ciudadanos, alejar a los jóvenes de los vicios y el ocio, hacer competitivo a Teocelo en el ramo que se decida, atraer derrama económica realizando eventos en este bello municipio, y un sinnúmero de beneficios individuales y colectivos.


La administración pasada, olvidándose por completo de este rubro, quizás porque no lo practicaron y no conocieron sus beneficios, dejó sin el único espacio público deportivo en el centro, que era el salón social; alejando el deporte solamente a las orillas de la cabecera.

En las comunidades evidentemente están peor, sólo con algún campo que alberga al béisbol y fútbol y alguna cancha que no ha recibido mantenimiento por años. En Monte Blanco, los niños que se convierten en jóvenes practican soccer en las canchas de las albercas, pero sin enseñanza, objetivo, ni vigilancia; es una muestra inequívoca de que están buscando espacios para su desarrollo físico y, aunque lo ignoren, el de su carácter. Y así sucede también en las localidades.


Es cierto que sí hay deportistas en la tierra del dios Ocelote, sobre todo en el rubro del fútbol y béisbol, por iniciativa ciudadana de personas que, por amor al deporte, ponen su tiempo y esfuerzo para ello; y también están los ciudadanos motivados por el Ultra trail Teocelo o que asisten a gimnasios de iniciativa privada. Algunas veces ha habido apoyo para handball o hockey de cancha, pero sin un programa o continuidad municipal.


Si se piensa que pagar el camión a una competencia o regalar uniformes y pelotas, es fomento al deporte, es fácil darse cuenta por qué Teocelo está casi en ceros en la cultura deportiva.


Se debe empezar a atender de fondo este rubro que impacta en lo social, emocional, en seguridad, en salud, calidad de vida, que sólo puede desatar algo positivo en el municipio; y muy probablemente requiera el apoyo de los ciudadanos para poder armar ese engranaje que de eje al motor del deporte como cultura cívica.


“El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas...Tiene más capacidad que los gobiernos de derribar las barreras sociales.” Nelson Mandela.

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