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EDITORIAL



Existen tradiciones que se transmiten de generación en generación. Algunas de ellas nos van creando un sentido de pertenencia a un lugar y son la entrada para ir conformando una comunidad. Por ejemplo, las fiestas patronales.


Una fiesta patronal o fiesta mayor es un conjunto de solemnidades con que una población celebra anualmente la fecha de su santo patrón. Se trata de una tradición implantada a la llegada de los españoles, conformando una combinación de manifestaciones culturales y religiosas, sincretismo, que combina tradiciones originarias con la nueva religión. Estos festejos incluyen actos religiosos, como un oficio solemne, y celebraciones profanas que tienen lugar en las calles, como pasacalles, conciertos, bailes, verbenas, alfombras, danzas, procesiones con ofrendas floreales (arcos) y más.


Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, en Coatepec en 1702 con los frailes franciscanos, hubo una imposición de los servicios religiosos hacia los pueblos originarios, pero también una aceptación de estos últimos de venerar a los santos del panteón católico, a partir de la lógica que ya tenían con sus propios dioses. En el caso de Coatepec, por alguna razón especial, se eligió al traductor de la Vulgata y doctor de la iglesia: San Jerónimo de Estridón.


Los españoles traen sus ideas a partir de sus propios grupos religiosos y sus devociones a determinados santos, Esas lógicas hacen que se vea el “entrecruzamiento de las multiculturas”. Por un lado, los españoles traen su fe y en el México prehispánico había una variedad de grupos que veneraban a algunos elementos de la naturaleza como el sol, la luna, la lluvia o el aire, los cuales eran convertidos en dioses y en torno a su figura se expresaba cierta devoción y rituales. Estas multiculturas se mezclan haciendo surgir una tradición católica con raíces profundas y que trascendieron y permanecen.


Las fiestas patronales conforman un espacio territorial, una identidad, una pertenencia e incluso una función económica y social. En el caso de Coatepec, se ha desarrollado una tradición cultural y artística. En administraciones pasadas alcanzó el grado de Festival Internacional San Jerónimo, con expresiones artísticas variadas y de alto nivel.


En esta fiesta San Jerónimo 2022, pareciera que hubiera competencia u oposición en la realización de los eventos. Permea en cierto modo la discordia y falta de coordinación, en lugar de una organización general ordenada, apegada a una metodología y a una planeación calculada.


La iglesia, como siempre, organiza con los barrios, lo que tiene que ver con lo religioso, es decir, misas, arcos, danzas, bandas, procesiones, alfombras, cuetes, payasos, etc., lo que realmente hace la fiesta del pueblo. El ayuntamiento, en disparatada conferencia de prensa, da a conocer un extenso programa oficial que incluye, además de artistas, coronaciones y hasta “pabellón artesanal”. Y otro sector de ciudadanos, organiza lo que llaman también festival cultural, donde, es cierto, participan diversos artistas en diversas sedes ubicadas en negocios establecidos.





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