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EDITORIAL

A cuatro años de su mandato, el Presidente Andrés Manuel López Obrador enfrenta una grave crisis política y social, generada por sus cuestionables decisiones, por sus erradas acciones y por sus oscuros intereses político-electorales, como una reforma a modo a fin de acabar con las instituciones y debilitar la democracia. Todo eso con el respaldo de un Congreso que sin analizar ni cuestionar, le aprueba todo. Crisis agravada por publicaciones de un libro y filtraciones de “guacamaya leaks”. Por todo lo anterior, son muchos los sectores con los que se ha confrontado, todos importantes, y algunos de ellos ya le han dado la espalda y ahora los tiene como antagonistas0. Uno de esos sectores es la iglesia católica. Se quiera o no la religión católica es la dominante en el país con un gran número de fieles que ahora es muy probable que se pongan en contra del señor presidente. El Episcopado Mexicano ha hecho púbico su posicionamiento respecto a la Reforma Electoral propuesta por López Obrador y deja muy en claro su oposición a la misma, en un documento perfectamente fundamentado y redactado. Aquí un fragmento: “Por su orientación y motivos esta iniciativa de reforma constitucional es claramente regresiva, constituye un agravio a la vida democrática del país, afecta la representación y el equilibrio de las minorías y mayorías, llevando el control de los comicios hacia el ámbito del gobierno federal centralista, afectando su gestión presupuestal, eliminando su autonomía ciudadana y su imparcialidad partidista”. “Ningún ciudadano y menos los gobernantes, tienen derecho a impulsar reformas que eliminen o comprometan la fortaleza de las Instituciones que son el soporte del Estado Mexicano, como es el caso del INE y del TEPJF”. Por lo tanto, unidos a millones de voces, los obispos mexicanos piden “detener el intento de minar a estas dos Instituciones, a través de reformar la Ley Constitucional”. “No hay que poner en riesgo la estabilidad y gobernabilidad democrática del país”, señalan los Obispos. Los prelados mexicanos expresan su reconocimiento a la labor que han realizado en la vida democrática de nuestro país, el INE y al TEPJF. “Es una institución ciudadana que ha madurado gracias a su autonomía de los poderes políticos y, en estrecha relación con la ciudadanía y la pluralidad de los partidos políticos, ha permitido durante los últimos 25 años la realización de procesos electorales justos, equitativos, abiertos, transparentes y confiables, de forma legal y pacífica, para la renovación de los cargos de elección popular”.


“El INE y el TEPJF hoy, son el resultado de la lucha y compromiso de miles de mexicanos de la sociedad civil, y de todos los signos partidistas. Desde su fundación, el principal fruto fue que el gobierno dejó de ser juez y parte en los comicios electorales, y comenzó la transición a la democracia con alternancia en las tareas de gobierno a nivel local y federal, dando paso a gobiernos de distintas opciones políticas”. El INE “ha forjado la cultura de la identificación oficial, ha motivado la participación y organización de los ciudadanos para ser los garantes de la imparcialidad y legalidad electoral, ha fiscalizado las contiendas electorales, ha impulsado condiciones de equidad en las contiendas y ha dado solución, en el marco de la Ley, a las inconformidades y controversias, a través del Poder Judicial Electoral…”. Muy claro y tajante la postura de los obispos ante la intención de desaparecer al INE. “La sola pretensión de hacerlo pone en entredicho la calidad moral de quienes la impulsan”, señalaron.




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