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EDITORIAL

La Constitución Mexicana, promulgada el 5 de febrero de 1917, fue la primera del siglo XX a nivel internacional con una tendencia hacia el beneficio social, muy admirada en todo el mundo. Con sentido humano, fue como fueron concebidos los derechos individuales y sociales de los mexicanos.


Este 5 de febrero se conmemoran 106 años de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; la cual, sentó las bases de la división de poderes, el mandato de no reelección y la inclusión de los derechos sociales.


Los antecedentes de esta Constitución están en el Acta Constitutiva de la Federación, la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1824, las Siete Leyes Constitucionales de 1836, las Bases Orgánicas de la República Mexicana de 1843, el Acta Constitutiva y de Reformas de 1847 y la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, de 1857.


Dentro de las principales aportaciones de esta Constitución, y que la distinguían por completo de las anteriores, aunque retomaba algunos elementos de éstas, son la no reelección del presidente, las garantías individuales; además, se enfatizó la división de poderes en Ejecutivo, Legislativo y Judicial; dejó de existir la figura de vicepresidente, al tiempo que se les daba una mayor soberanía a todos los estados de la República.


Se establecieron leyes en lo referente a la propiedad de la tierra, en lo laboral y en lo educativo; también señala jornadas de trabajo de ocho horas y una educación laica y gratuita. La libertad de expresión y libre asociación de los trabajadores, son también otros logros importantes que se ven plasmados en esta constitución.


A partir de su entrada en vigor, han sido distintas las reformas que se la han hecho, con el fin de mantenerla vigente ante los cambios sociales y económicos en México y el mundo. Por ejemplo, en la búsqueda de garantizar la inclusión de todos los ciudadanos, se hizo una reforma en 1953, que otorgó el derecho al voto a las mujeres; así como las múltiples reformas para garantizar la libertad de voto en cargos de elección popular.


Aunque hoy nuestra Constitución difiere, en muchos aspectos, de la forma en que fue concebida en 1917, debido a las reformas que se le han hecho, continúa representando la democracia de nuestro país, es una herencia viva de la lucha revolucionaria de nuestros antepasados. No debe usarse para intereses personales.


Algunos expertos en Derecho Constitucional, opinan que en la presente administración federal se violenta, de manera sistémica, la Constitución y las leyes que de ella emanan. Estamos ante un mandato constitucional que tutela un derecho humano sustantivo, pero que es violentado a diario por el Ejecutivo federal.


No se debe permitir que sea ignorada. Históricamente hay quienes la han convertido en un instrumento de poder, nunca en un marco de control y límites al poder. Si se altera el poder sobre la Constitución, desarticulando funciones de estados o concentrando recursos en el poder presidencial, la constitución se vuelve una burla. Todas las fuerzas y los poderes deben estar por debajo de la constitución, no por encima de ella.



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