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EDITORIAL

Este domingo 18 de junio, tercer domingo del mes, se celebra, por tradición, el Día de Padre. Una figura que, durante muchos años, ha sido el “pilar” de la familia, pero que, actualmente, dicho núcleo de la sociedad ha ido cambiando de esquema.


Desde 1950, esta celebración comenzó a generalizarse en los centros escolares de México, aunque en los años posteriores, específicamente en 1972, se convirtió en una fiesta de consumo, patrocinada por las grandes cadenas comerciales.

Hablar de la paternidad en México es señalar las distintas características que existen en los hombres con hijos pues, poco a poco, el padre mexicano ha dejado atrás la paternidad tradicional, concebida como un ejercicio de autoridad y provisión en el hogar para, en muchos casos, desentenderse de crianza de los infantes.


Si bien, se consideraba que “ser buena madre” era tener la responsabilidad del cuidado, atención y educación de los hijos; el ser “buen padre” se estableció en la sociedad como el hombre proveedor de recursos y la voz de autoridad, aunque en ocasiones, ausente por cuestiones de trabajo.


Según el Observatorio sobre la condición de la Mujer, las percepciones acerca del padre estarían divididas en dos: una es la imagen del padre bondadoso, trabajador, respetuoso y cariñoso con los hijos; la otra, del padre ausente e irresponsable, asociado a palabras como abandono, ausencia, maltrato y castigo.


Sin embargo, en la versión de las familias tradicionales integradas, es decir, conformada por padre – madre - hijos, de acuerdo con el Instituto Nacional de la Mujeres, los hombres sí buscan participar de manera más activa e integral en el desarrollo de sus hijos, dejando de ser únicamente proveedores.


Un documento publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021, basado en la Encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER), mostró cifras crudas sobre la paternidad en el país, pues según informó, en cuatro de cada 10 hogares no habitaba el padre de familia; es decir, en el 40% de las familias mexicanas faltaba el padre.


Actualmente, en nuestra realidad familiar y social, aumenta cada vez más el número de padres desobligados, sobre todo jóvenes, debido a que la actual generación le huye a los compromisos y evade responsabilidades.


A pesar de las cifras, hoy en día, todavía existe la paternidad que se ejerce en el cuidado y las tareas del hogar; y más aún, en la corresponsabilidad familiar y social.


El padre ha sido clave en la familia y en el desarrollo de los niños; es una figura de apoyo y seguridad, que permite adquirir mayor autonomía e independencia en los hijos, si se les brinda la atención, el cariño y los cuidados que ellos necesitan.


Un padre puede estar distanciado de la madre, pero no de su hijo. Es importante mantener y reforzar la relación de respeto con él, en las situaciones de separación familiar. A ningún niño debe privársele del sentimiento de admiración y amor hacia su padre, para que crezca seguro y confiado. Desde luego, si existen las condiciones.


A quienes lo han merecido, hagámosles un homenaje. Todos los días recordemos lo que significan para nosotros, y qué tan importante es su presencia en la familia. El día del padre es una ocasión perfecta para fortalecer la relación entre padres e hijos.



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