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EDITORIAL

Todo el mes de junio, y lo que va de julio, se ha estado hablando del medio ambiente. Tema que se debe convertir en prioritario pues estamos llegando, de acuerdo a expertos, a un punto en que los daños que le causamos al planeta pueden ser irreversibles.


La semana pasada se realizó un foro ciudadano sobre este tema, donde participaron importantes especialistas, investigadores, científicos y estudiosos que analizaron los temas de agua, aire, tierra y políticas públicas. Destacó la gran participación de organizaciones y ciudadanos, con importantes propuestas, hechas ponencias, lo que denota la avidez de ser escuchados y ser tomados en cuenta. La sociedad se siente desatendida y olvidada por las autoridades. Busca espacios de participación.


Ahora que el 11 de julio se celebra el Día Mundial de la Población, se puede determinar que el inmenso daño al medio ambiente, como lo es la contaminación, la desforestación, la basura y el urbanismo, por mencionar algunos, se debe básicamente al aumento de la población. Cada día somos más habitantes en el planeta y los daños son consecuencia de esto último. Estamos poniendo en riegos todos los tipos de vida. Hoy, los retos a los que nos enfrentamos son múltiples, y es que estamos llevando nuestro hogar al límite.


Ahora mismo, la población mundial actual, de la tierra, es de casi 8,000 mil millones de personas, aproximadamente, y aumentará, según las proyecciones. Esto es un crecimiento muy intenso, que además se está dando, mayormente, en los países más pobres. Tendrán que producirse, al año, alrededor de mil millones de toneladas de cereales y 200 millones de toneladas adicionales de productos pecuarios.


Otras de las principales causas de esta crisis es el producto de políticas que, por décadas, han venido afectando a la producción agrícola: falta de apoyo al productor, alzas en los precios, menor producción, falta de propuestas para enfrentar al calentamiento global, regulación en la producción de biocombustibles, daños a los suelos agrícolas, sequías, inundaciones, etc. Estas son algunas de las causas de que tengamos menos comida disponible, en un mundo donde cada segundo hay que alimentar 2.5 bocas más.


Es imperativo alcanzar ese crecimiento agrícola en los países en desarrollo, donde el reto no consiste, únicamente, en producir alimentos con calidad e inocuidad, sino en garantizar que las familias de diferentes ingresos tengan acceso a los mismos.


Se requiere la formulación de políticas públicas y estrategias adecuadas para solucionar el problema de forma integral. Actualmente, la agricultura utiliza el 11% de la superficie terrestre del mundo para la producción agrícola, y representa cerca del 70% del agua total extraída de mantos acuíferos, ríos y lagos. Los recursos de la tierra y el agua, así como la forma en que se utilizan, son fundamentales para enfrentar el desafío de mejorar la seguridad alimentaria en todo el mundo.


En México, 47 de los casi 110 millones de habitantes, viven en pobreza; si bien, la crisis alimentaria no llega a cifras catastróficas, no queda mucho tiempo como para no hacer nada; es importante dar un giro radical en la forma de producción agrícola.


Hagamos algo, estamos a tiempo; conminemos a los gobiernos a actuar en consecuencia. Más tarde pudiera ser trágico e irreversible.



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