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EDITORIAL

En muchas ocasiones, nos encontramos con conceptos o palabras que no les damos la importancia debida; ya sea porque son muy triviales o porque, definitivamente, no sabemos de qué se trata, pasando por alto el fondo social que pudiera encerrar.


Cada 19 de agosto se conmemora, por disposición de la ONU, el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria. Concepto que pasa desapercibido para muchos, pero que encierra un profundo sentido de solidaridad humana: ayudar a quien lo necesita.


La Ayuda Humanitaria, debe entenderse como una forma de coadyuvar, a través de estructuras, para que los grupos prioritarios, con vulnerabilidad transitoria o permanente, puedan ser atendidos con oportunidad, reciban apoyos asistenciales y atención integral, para su inclusión social o mejora de sus condiciones de vida.


Estados o municipios, que sí le ponen atención a esta área, sugieren que el objetivo de la Ayuda Humanitaria, es desarrollar y dirigir acciones y responsabilidades de atención a personas en condiciones vulnerables, por situación de emergencia o de calle, en cualquiera de sus modalidades; así como impulsar programas y proyectos, que permitan el fortalecimiento del tejido social y fomentar la cultura de paz.


Normalmente, asociamos la Ayuda Humanitaria a los asuntos internacionales de guerra o eventos de gran magnitud. Sin embargo, esta también consiste en dar atención a la población afectada por contingencias locales, con la habilitación de refugios temporales, evaluación de daños, distribución de ayuda a la población afectada, así como el manejo integral y honesto de suministros.


En otros casos, también consiste en brindar atención, con perspectiva psico-social, a las familias de las personas desaparecidas, a través de un proyecto integral, que incluya atención psicológica, asesoría jurídica y asistencia social, con el fin de mejorar sus condiciones de vida y refrendar sus derechos como grupo prioritario.


El alcance de la Ayuda Social, también contempla implementar el modelo de atención a personas en situación vulnerable, tránsito o movilidad, basado en estrategias que permitan mejorar la condición de vida de las personas que viven o transitan por la ciudad, articulando la participación de instancias municipales, organismos de la sociedad civil e instituciones académicas. Brindar atención integral a hombres, mujeres y niños en situación de calle, debido a factores tales como: carencia de vivienda, redes familiares quebrantadas o fragilizadas; o extrema pobreza. Generar procesos de reintegración, así como otorgar herramientas para que los afectados inicien su vida independiente. Eso es ayuda social.


Quizá estamos minimizando la importancia del concepto Ayuda Humanitaria; tal vez porque nos hemos deshumanizado. Nos hemos hecho insensibles como sociedad. Basta ver la cantidad de menesterosos y pordioseros que pululan por las calles. Debería asumirse como un compromiso ético o moral personal, pero también de instituciones creadas para asistir a sectores especiales, dar la atención requerida.


Siempre hay quién necesita ayuda, pero también debe haber, siempre, alguien dispuesto a brindarle el apoyo en lo que requiera.



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