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EDITORIAL


En esta semana de marzo los mexicanos celebramos dos fechas que han sido importantes en nuestra historia y que cambiaron el curso del país: la Expropiación Petrolera efectuada por el General Lázaro Cárdenas y el Natalicio del Benemérito de las Américas Don Benito Juárez, hablando en orden de fechas. Estos dos personajes destacan y hacen una historia aparte por una importante razón, encaran la difícil decisión de confrontar el poder económico y político de dos sectores poderosos: los ricos industriales petroleros extranjeros y el clero mexicano, asumiendo los riesgos y consecuencias de sus decisiones.


El día 18 de marzo de 1938 ocurre un hecho inédito en la historia de México, y más inédito en la relación de nuestro país ante las potencias extranjeras. Un político mexicano se atrevió a tocar los intereses, privilegios y abusos de las compañías petroleras extranjeras, expropiándoles la infraestructura de su industria en beneficio de los mexicanos. Este hecho catapultó al general Lázaro Cárdenas a uno de los sitios preponderantes del cuadro de honor de nuestra historia.


Dichas compañías abusaban de los trabajadores, obligándolos a trabajar de más y mal pagados; evadían impuestos aduciendo pocas ganancias, pero financiaban a grupos paramilitares (o guardias blancas) armados. Por tanto, ante la imposibilidad de conciliar los intereses de ambas partes, el gobierno mexicano emite sentencia legal en favor de los obreros; recibiendo el total rechazo de los ricos petroleros y provocó su enojo y amenazas en contra de las autoridades y el gobierno de México.


Lázaro Cárdenas en un acto histórico y valiente, decide la expropiación de los bienes de las compañías petroleras como una medida necesaria para acabar con el pretexto para intervenir en la política interna, además de conspirar y amenazar la estabilidad y soberanía del país. En este acto se hace prevalecer el derecho de los mexicanos a la riqueza de su subsuelo, tal como lo estipula nuestra Carta Magna.


Otro gigante de nuestra historia es, sin duda, el indígena orgullosamente zapoteco, don Benito Juárez, admirado por la mayoría de los mexicanos y, por otra parte, aun no perdonado por otros debido a un hecho trascendente: La promulgación y la aplicación de las Leyes de Reforma, que separa a la iglesia del estado.


Juárez supo sobresalir convirtiéndose en un destacado abogado y ocupar una serie de cargos en la ciudad y el estado de Oaxaca hasta ser gobernador, posteriormente gracias a su dedicación y convicción llega a ser Presidente de la República. Es en esta etapa cuando enfrenta la imperiosa necesidad de defender a la patria durante la intervención francesa, cuando se trataba de imponer a Maximiliano de Habsburgo como emperador de México y es bajo su mandato cuando se libra la gloriosa batalla de Puebla, cuando las armas de México se cubrieron de gloria guiados por dos de nuestros más grandes generales: Ignacio Zaragoza y Porfirio Díaz.


El natalicio de Benito Juárez es de los aniversarios más reconocidos y celebrados por los mexicanos en virtud de su importancia para la historia de México. Fue quien potenció el triunfo del Partido Liberal sobre los conservadores y dio certidumbre al rumbo político de un país sumido en el caos, sentando las bases para la forma de gobierno que nos rige hasta la fecha: el sistema republicano federal.


Dos hombres valientes y visionarios que tomaron difíciles decisiones para beneficiar al país y a los mexicanos. No para dañarlo.



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