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Esta semana se celebran dos fechas importantes decretadas por la ONU que, aunque son diferentes, van de la mano una con otra: el 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas y el 22 es el Día Internacional de la Diversidad Biológica. Distintas, sí, pero complementarias.
Ambos días deben ser tomados en cuenta, pues representan una singular relevancia ahora que estamos sintiendo los fuertes calores de mayo, el calentamiento global y la depreciación de la capa de ozono.
Las abejas y otros polinizadores como los murciélagos, aves y mariposas contribuyen a salvaguardar la biodiversidad de los ecosistemas forestales y mantienen el equilibrio en la naturaleza.
Las abejas juegan un rol muy importante para la cadena alimentaria mundial. Se dice que un tercio de la producción mundial de alimentos depende directamente de su actividad polinizadora, y las abejas se encuentran entre los polinizadores que desempeñan el papel más eficaz. A través de la polinización de las plantas, las abejas favorecen la producción agrícola que garantiza la seguridad alimentaria y, a través de sus productos de alto valor nutricional (miel, jalea real, polen, etc.), la seguridad nutricional de la población.
Las abejas, con sus impresionantes características, aportan servicios ecosistémicos que permiten y ayudan a la conservación de los diferentes ecosistemas. Además, inciden en la preservación de la diversidad biológica y de las especies. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 85 % de los cultivos en todo el mundo, que producen frutas o semillas, dependen en gran parte de la labor de los polinizadores.
También la reproducción de muchas especies botánicas depende, directamente, de estos polinizadores. Las abejas utilizan el polen y el néctar de las flores para alimentarse o para producir miel, por lo que a la vez que se alimentan y recolectan polen de los estambres de las plantas, también transfieren semillas. Este tipo de relación, es un claro ejemplo de dependencia simbiótica.
Teniendo en cuenta el papel que juegan las abejas en el proceso de polinización cruzada, se entiende la importancia que tienen en la biodiversidad del cultivo, en la agricultura y viceversa. De hecho, hay estudios que afirman que un tercio de los alimentos que consumimos diariamente son producto de la polinización de abejas.
La consciencia ambiental que tome el mundo hoy, ayudará a proteger y respetar todas las formas de vida, disminuyendo los efectos negativos de la actividad humana como el cambio en el uso de los suelos, las prácticas de agricultura intensiva, el uso de químicos, la contaminación, así como la adaptación y mitigación del cambio climático, que amenaza el hábitat y la salud de las diferentes especies.
Dejemos de usar insecticidas y sembremos más flores… las abejas, los ecosistemas y nuestro planeta lo requieren…
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