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EDITORIAL

Las fechas se llegan y los plazos se cumplen, es una máxima ineludible. Estamos a solo una semana de la jornada electoral del 2 de junio y es importante hacer conciencia de ello. Lo primero es salir a votar, ejercer ese derecho ciudadano y deber cívico que todos debemos cumplir con responsabilidad. En eso estaremos todos de acuerdo. También coincidiremos en que todos, como mexicanos, deseamos lo mejor para el país y para todos los que aquí vivimos. De acuerdo.

 

México vivirá el próximo 2 de junio la jornada electoral más grande de su historia, no solo porque hay más de 97 millones de personas convocadas a las urnas en posibilidad de votar, sino porque también están en juego más de 20.000 cargos.

 

Los mexicanos vamos a decidir el mapa político del país en esa jornada electoral, ya que se va a renovar por completo el Congreso de la Unión. Estamos hablando de 500 diputados federales, 128 senadores, la presidencia de la República y casi 20 mil cargos a nivel local. En Veracruz, cada ciudadano va a recibir 5 boletas, las tres federales más la de Gobernador y diputado local.

 

Se trata de una elección que debe ser muy copiosa en votos y que debe ser una elección democrática para que se defina, por supuesto, en las urnas. Estamos en condiciones de tener una elección íntegra, pues se centra en que la ciudadanía pueda votar en secreto y en libertad, sin presiones ni amenazas.

 

Además -esto ya es complementario y debe ser individual-, el llamado es a ejercer un voto razonado, inteligente y no irse con la cargada. Analizar lo que ofrecen los candidatos realmente. Cada quien tiene la responsabilidad de conocer las posturas de los aspirantes a un cargo público, corroborar las fuentes de información para evitar caer en noticias falsas, y formarse una opinión propia sobre las iniciativas y las gestiones de los actores políticos que hoy buscan que les demos algo tan valioso como es nuestro respaldo en las urnas, nuestro voto.

 

Solo falta una semana para la jornada electoral, tiempo suficiente para revisar los proyectos de las y los candidatos, y que el voto realmente responda a una postura política personal, que sea de utilidad para la democracia y para garantizar un país de libertades, de instituciones, de oportunidades, sin pactos con el crimen organizado.

 

Desde luego, la democracia no consiste en que todos pensemos igual, sino en llegar a acuerdos en medio de las diferencias. La pluralidad de pensamiento es básica para que una sociedad se pueda considerar democrática, pero esa condición requiere de otros factores que implican el reconocimiento, la aceptación y el respeto hacia quien piensa distinto.

 

 

El pensamiento distinto es esencial  para que una sociedad  progrese,  para que supere toda clase de obstáculos, para que avance. Limitar la pluralidad de pensamiento es atentar contra la civilidad, es perjudicial, es sumamente antidemocrático. Entre más se valore el razonamiento contrario, más fácil se alcanzarán los acuerdos que se requieren para la convivencia y la prosperidad.

 

Todos a votar el próximo domingo 2 de junio. Que sea lo mejor para México.



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