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EDITORIAL

Actualizado: 20 sept

Tal vez a usted, como a muchos, le cause sorpresa saber que hay un día mundial dedicado a la “gratitud”, instituido por la ONU desde 1965 y que se celebra cada 21 de septiembre. Un tema interesante que, para salirnos un poco de las cuestiones políticas, abordaremos desde el concepto ético y filosófico.

 

Agradecer lo que se tiene y se vive, en lugar de obsesionarse con lo que no, es de gran ayuda en la vida, pues disminuyen los niveles de estrés y mejora la habilidad para manejar momentos difíciles. De igual forma, al reducir la hormona del estrés, cortisol, se fortalece el sistema inmunológico.

 

Múltiples investigaciones del cerebro demuestran que las emociones positivas, como la gratitud, son benéficas para el cuerpo y la mente. Agradecer es una de ellas, pues se siente en el nivel bioquímico del cuerpo y activas las mismas áreas del cerebro que los sentimientos de asombro y admiración, produciendo dopamina y serotonina, las hormonas de la felicidad, el placer y el bienestar.

 

Para desarrollar la gratitud, hay que ser capaces de modificar nuestra manera de pensar, dejando de interpretar lo que nos sucede como “problemas”, para comenzar a verlo como “oportunidades” y enseñanzas que hay detrás de cada situación.

 

Se cree que, de todos los sentimientos humanos, el más efímero es la gratitud, ya que el saber agradecer es un valor en el que pocas veces se piensa. Se debe dar las gracias por aquellos servicios cotidianos: el desayuno, la ropa limpia, la oficina aseada, la cama, el almuerzo, etc. Sin embargo, la gratitud implica algo más que pronunciar unas palabras de manera automática. Agradecer responde a una actitud que nace del corazón, en aprecio a lo que alguien más ha hecho por nosotros.

 

El agradecimiento no es pagar una deuda, es reconocer la generosidad ajena. Tiene que ver con apreciar, valorar y vivir. Nos ayuda a concentrarnos en lo que tenemos ahora y no en lo que perdimos en el pasado, ni lo que nos preocupa del futuro.

 

Nuestros pensamientos crean nuestra realidad y, poder ver las cosas positivas en nuestra vida, nos enfoca en la mentalidad de abundancia y no de carencia. No obstante, la gratitud es como un músculo, y como tal, a medida que se entrena, se desarrolla y se empiezan a percibir más cosas por las que sentirse agradecidos.

 

Los budistas creen que cuando se pronuncia la palabra “Gracias” se unen el cielo y la tierra y que esta expresión es una especie de mantra (palabras en sánscrito que se refieren a sonidos tan poderosos que aumentan la vibración de las personas y crean nuevos patrones de pensamiento en el cerebro) que conecta lo sagrado que existe dentro de cada uno de nosotros con el entorno.

 

Agradecer todo, es una manera sencilla y efectiva de ser feliz en el trabajo y en la vida. Las personas que suelen ser agradecidas son más felices, tienen más energía, son más amables, y manifiestan mayor empatía que las que no lo son.

 

Hay muchas formas y técnicas para atraer lo que queremos en la vida, pero una de las más poderosas es practicar el agradecimiento diario.

 

“El agradecimiento es la memoria del corazón”: Lao Tsé



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