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EDITORIAL

Actualizado: 11 oct

De acuerdo al calendario cívico, el 12 de octubre se recuerda el Descubrimiento de América, un hecho que cambió la historia del mundo cuyo protagonista principal, sin saberlo, fue Don Christophorus Columbus.

 

“Encuentro de dos Mundos” o “Día de la Raza”, tanto por el nombre, como por lo que se hace para conmemorarlo, generan una enorme controversia. Por un lado, hay quienes dicen que se debe celebrar el que Cristóbal Colón haya llegado a América, y por otro, están quienes afirman que no hay nada que celebrar debido a los abusos y muertes que trajo consigo la llegada de los españoles.

 

Sea cual sea la posición que se tenga al respecto, lo cierto es que corresponde a una fecha relevante para la humanidad, puesto que no solo significó el descubrimiento de un nuevo continente, sino que además confirmó que la Tierra es redonda y no plana, como creía en aquella época. A partir de entonces se inició el contacto entre Europa y América, que culminó con el llamado “encuentro de dos mundos”, que transformara las visiones del mundo y las vidas tanto de europeos como de americanos, aun cuando Colón creyera que llegaba a Asia.

 

Sin embargo, el término “descubrimiento de América” ha sido puesto en cuestión por múltiples investigadores e historiadores que encuentran en la denominación una grave problemática, pues reduce, simplifica o invisibiliza la complejidad de las relaciones sociales y de poder que surgieron con la llegada de los españoles conquistadores; al mismo tiempo que suprime la validez y existencia de una historia, un territorio y una civilización, muy ricas y amplias, previas a su llegada. “Los indígenas del continente que habían permanecido desconocidos para los europeos, solo entran en escena cuando ocurre que ‘son descubiertos’, ‘son conquistados’, ‘son cristianizados’ y son ‘colonizados’”. (Miguel León-Portilla).

 

Las versiones de la historia, desde el punto de vista europeo, califican a los indígenas como “primitivos”, “casi animales” e “incapacitados”.  Esto alerta sobre un sesgo en la forma en la que se construye el conocimiento sobre el continente americano y sobre lo que se ha denominado “descubrimiento de América”.

 

El también denominado Día de la Raza, recuerda la creación de una nueva identidad cultural y social, producto del encuentro entre los pueblos indígenas de América y los europeos. Sin embargo, esto dio inicio a un régimen basado en la discriminación sistemática de los indígenas. Entonces, ¿cómo rememorar un hecho histórico que en realidad no unificó, sino que marcó una serie de divisiones que siguen subsistiendo hasta nuestros días? Tal vez no debería conmemorarse como el día de la raza, sino que debe repensarse como el encuentro de personas de diversos orígenes, de diferentes grupos, que iniciaron una sociedad nueva.

 

Si bien este hecho y la posterior Conquista han tenido aspectos positivos, también dejaron un régimen colonial desigual, violencia, despojo, saqueo y racismo, lamentable en nuestra sociedad.

 

Entonces: ¿Qué sucedió en América tras la llegada de los españoles? ¿Fue realmente un genocidio sistemático o, por el contrario, se inauguró una etapa de orden, fe y progreso? Estas preguntas han superado los límites de la academia y han apasionado a sociedades enteras durante siglos. Hoy la polémica continúa y todos nos apresuramos a situarnos en una esquina del debate. Pero quizá los argumentos y las respuestas no sean sencillos.



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