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EDITORIAL

La Asamblea General de la ONU, designó que el 31 de octubre de cada año, a partir de 2014, se celebrara el Día Mundial de las Ciudades, el cual tiene el objetivo de promover el interés en la urbanización y fomentar la cooperación para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea el progreso, así como para contribuir al desarrollo urbano sostenible en todo el mundo.

 

El Día Mundial de las Ciudades está dedicado a promover la reflexión sobre el estado de los pueblos (entiéndase lugares habitados por gente) y a debatir temas estratégicos que sean capaces de mejorar la calidad de vida en los mismos.

 

Con este motivo, se promueven iniciativas en las que se recuerda a todos los actores urbanos, desde los Estados y los gobiernos locales hasta la sociedad civil, sobre la capacidad y responsabilidad conjunta para dar forma al futuro de las ciudades en las que queremos vivir.

 

La urbanización debidamente planificada maximiza la capacidad de las ciudades para generar empleo y riqueza, y para fomentar la diversidad y la cohesión social entre diferentes clases, culturas, etnias y religiones. Las ciudades deben ser diseñadas para vivir juntos, crear oportunidades, permitir la conexión e interacción, y facilitar la utilización sostenible de los recursos compartidos.

 

Las ciudades necesitan ayuda para desarrollar su capacidad para poder sobrellevar el impacto de las amenazas que sufren en la actualidad, debido al crecimiento desmedido, la contaminación, el calentamiento global, etc.; proteger la vida de las personas, y limitar los daños contra los bienes públicos y privados. Todo ello al mismo tiempo que continúan prestando la infraestructura y los servicios necesarios.

 

Se debe involucrar a la comunidad internacional en el desarrollo de la Nueva Agenda Urbana, que pretende ser la brújula para hacer frente a los desafíos de las ciudades en las próxima dos décadas y ha de ser vista como una extensión del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 11 de la Agenda 2030.

 

Según datos de la ONU en los últimos decenios, el mundo ha experimentado un crecimiento urbano sin precedentes. En 2015, cerca de 4 mil millones de personas (el 54% de la población mundial) vivía en ciudades y, según las proyecciones, ese número aumentará hasta aproximadamente 5 mil millones para 2030.

 

Si no se invierte lo suficiente en las ciudades para hacerlas resilientes, los desastres naturales podrían costar a los estados y municipios, tres veces más del costo de inversión. El cambio climático puede llevar a la pobreza a millones de residentes de las ciudades si no se invierte en una buena planeación.

 

Sin duda, se necesitan nuevos enfoques que fortalezcan a los gobiernos locales y empoderen a los ciudadanos, para enfrentarse a desastres naturales y proteger mejor los recursos humanos y económicos. Es importante regular el crecimiento desmedido de fraccionamientos y basarlo en un desarrollo sustentable.

 

Asimismo, dar la debida importancia y trabajar juntos para construir ciudades sostenibles y resilientes que proporcionen seguridad y oportunidades para todos.  La forma en que se desarrollen nuestras ciudades tendrá importantes repercusiones a la hora de hacer realidad el futuro que queremos para las siguientes generaciones.

 


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