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EDITORIAL

De no ser por la pandemia del COVID-19, el próximo jueves 30 de septiembre, Coatepec estaría celebrando su tradicional fiesta patronal en honor a San Jerónimo. Sin embargo, por segundo año consecutivo, y por respeto a las restricciones sanitarias, nuevamente no habrá celebraciones masivas.


Por tradición, las fiestas patronales son características de nuestra cultura y no hay rincón del país donde no se realice una celebración dedicada a alguna imagen religiosa vinculada con la tradición católica. Estas fiestas patronales propician la convivencia social y ayudan a las personas a satisfacer algunas de sus necesidades espirituales, sociales o de simple diversión, mediante sus variadas expresiones, como pueden ser las misas, procesiones, baile o los festivales culturales. Acuden todo tipo de personas, desde los niños más pequeños hasta los de mayor edad. El festejo no es exclusivo para los residentes del lugar, está abierto a todos.

La fiesta patronal da a la gente un rasgo identificativo, que la liga más a su colectividad por la simple pertenencia y sus tradiciones. Con sus rituales colectivos, danzas, procesiones, música, alfombras, arcos florales y diversiones, son de gran importancia, pues a través de éstas se reflejan algunas de las más concretas expresiones de nuestra cultura.


En torno a la fe, la creencia y la devoción de la gente hacia los santos patronos, parte toda esta concepción. Así, las fiestas no se podrían entender sin esta idea que la gente tiene sobre las imágenes a las que se encomienda el pueblo.


En Coatepec la historia registra que existía un asentamiento llamado Coatepec Viejo, a unos doce kilómetros de la ciudad, ubicado en las faldas del Cofre de Perote. Alrededor del año 1600, toda esta población es congregada por religiosos franciscanos con el nombre de San Jerónimo Coatepec. En 1702, a iniciativa del gobernador de indios Luis de San José y el capellán Pedro Jiménez del Campillo, se traza el pueblo en el lugar que hoy ocupa.


Por lo que hasta la fecha, la celebración gira en torno a San Jerónimo, santo reconocido por la iglesia como el hombre que tradujo la biblia al latín (Vulgata), por lo que se le considera el santo patrono de los traductores.


En este 2021, nuevamente se cancelan las celebraciones masivas. La pandemia no sólo ha dejado muertos y estragos en la salud de los pacientes recuperados; también ha impactado en el ámbito de la dinámica social de convivencia, entre ellas las fiestas patronales, festivales culturales, artísticos y actividad turística en general.


El coronavirus está causando estragos entre la población, en su economía, y en sus celebraciones más preciadas y esperadas cada año; ha devastado silenciosamente al mundo y arrasado con sus celebraciones, pero sobre todo con el ánimo de llevarlas a cabo. Debemos contribuir para que esta pandemia termine.




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