top of page

EDITORIAL


Como cada año, el 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, implementado por la ONU en 1961, tras el asesinato de las hermanas Mirabal, activistas políticas de la República Dominicana, quienes se opusieron al régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo.


Reconocido en México como un problema de salud pública, la violencia de género afecta física y psicológicamente a las mujeres, ya que son ellas, y las niñas, quienes más la viven. Sin embargo, las repercusiones de esta violencia afectan al conjunto de la sociedad, erigiéndose como un fenómeno de alcances inimaginables.


Actualmente, las medidas de aislamiento y confinamiento por la pandemia, han agravado el problema de la violencia contra las mujeres, particularmente aquella que es ejercida por el esposo o por personas del entorno familiar inmediato.


En muchos casos, tristemente, el hogar no es para todas las mujeres un espacio de protección, porque en los casos donde existen conflictos y abusos hacia las mujeres y las niñas, no se descarta que una convivencia continua e intensiva, como la impuesta por el Covid-19, esté generando mayores problemas o agudice los ya existentes, desembocando con mayor frecuencia en episodios recurrentes y más severos de violencia y abusos hacia ellas, o hacia los niños y las niñas, poniendo en riesgo su integridad física y emocional.


La violencia contra las mujeres se expresa de muy variadas maneras, desde actitudes sutiles, hasta agresiones físicas y abusos sexuales que dañan su integridad física y emocional, limitan su desarrollo y cancelan sus derechos fundamentales, a fin de controlar, dominar, limitar, prohibir, excluir o minimizarlas. Se trata de una práctica social ampliamente extendida en todo el país, sostenida en la estratificación social basada en la condición de género que determina la posición de las mujeres y los hombres en la sociedad y define los patrones, valores y estereotipos que conllevan a la desigualdad y discriminación hacia las mujeres.


Estudios determinan que el 60% de las mujeres, señalan haber vivido violencia de algún tipo, ya sea emocional, económica, patrimonial, física o sexual, ejercida por cualquier agresor, ya sea en el ámbito escolar, laboral, comunitario, familiar o por parte de su actual o última pareja, esposo o novio.


Si bien es cierto que en Coatepec y la región, no se tiene registro de un alto índice de violencia contra las mujeres, o al menos no denunciadas, es conveniente que el Estado mexicano, en su conjunto, es decir, los tres poderes y órdenes de gobierno, revisen y atiendan las recomendaciones orientadas a formular políticas y programas para hacer frente a los factores de riesgo, nuevos y existentes, de la violencia por razón de género contra las mujeres; proporcionar mecanismos accesibles, confidenciales, de apoyo y eficaces a todas las mujeres que deseen denunciar casos de violencia por razón de género; así como adoptar políticas y estrategias a largo plazo para hacer frente a las causas que la originan.

















Comments


bottom of page