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EDITORIAL



Cuando escuchamos hablar de derechos humanos, invariablemente de manera inconsciente, lo asociamos con abusos de autoridades, como la policía o el ejército, o cuando la autoridad pasa por encima de la ley y atenta contra la integridad del ciudadano. Sin embargo los derechos humanos, son mucho más que eso.


Los derechos humanos se definen como el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada. Establecidos en la Constitución y en las leyes, deben ser reconocidos y garantizados por el Estado


El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de la ONU proclamó, en París, Francia, la Declaración Universal de Derechos Humanos, desde entonces el 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos. En México fue hasta 1990 que se creó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.


Dicho documento constituyó un hito en la historia contemporánea para sentar las bases de una sociedad global libre e igualitaria, con base en el principio universal del respeto irrestricto de la dignidad humana. Los derechos humanos contemplados en la Declaración son imprescriptibles, indivisibles, progresivos e inalienables y toda persona puede gozar de ellos sin importar su condición social o económica, sus creencias, su sexo, su raza, religión, color, idioma, opinión política u origen nacional.


El documento original consta de 30 artículos. Comienza por el derecho a la libertad e igualdad, basados en la dignidad humana, pasando por la igualdad jurídica, el derecho a formar y ser parte de una familia, a la propiedad privada y colectiva; el derecho de todos a creer o profesar y manifestar su religión de manera individual o colectiva. Asimismo, se menciona la seguridad social como otro derecho inalienable y el derecho a tomar parte de la vida cultural de su comunidad, entre otros.


En esta situación de pandemia, la crisis del COVID-19 se ha visto empeorada por el incremento (principalmente) en la pobreza, desigualdad y discriminación; esto ha detonado brechas importantes para la protección de los derechos humanos, con especial énfasis en las personas mayores.


Por ello se emiten diversas recomendaciones, como la erradicación de cualquier tipo de discriminación, pues la crisis del COVID-19 se ha visto alimentada por la discriminación estructural y el racismo. Debemos de reflexionar en el trato que se les está brindando a las personas contagiadas, por ejemplo.


Por otra parte, al menos en México se percibe una situación extremadamente opuesta; como es el caso de los criminales confesos, violadores, secuestradores, etc., que en ocasiones se ven más protegidos que las víctimas; porque también “se deben respetar sus derechos humanos”. Eso requiere un análisis más profundo.


En resumen, los derechos humanos son responsabilidad de todos. Desde las personas hasta los gobiernos, desde la sociedad civil y las comunidades, hasta el sector privado, todo el mundo tiene una función que desempeñar en la construcción de un mundo donde se respeten los Derechos Humanos.




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