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EDITORIAL


Para muchos veracruzanos resultan inexplicables algunas de las acciones o decisiones del Gobierno del Estado, que encabeza Cuitláhuac García Jiménez, que pareciera que actúa por capricho, o visceral o malaconsejado o para retar la razón.


Tal es el caso de la desaparición del fideicomiso del Acuario de Veracruz para pasarlo a la Procuraduría del Medio Ambiente PMA, que ahora será juez y parte.


Primero se dio a conocer la “Clausura temporal” del Acuario de Veracruz por parte de la Procuraduría Estatal del Medio Ambiente (PMA), que colocó sellos de clausura en sus instalaciones, por presuntas fallas técnicas. Pero lo más grave es que el pasado lunes por decreto del Gobierno del Estado, fue extinguido el Fideicomiso Público de Administración del Acuario de Veracruz, por lo que este recinto ahora quedará a cargo de la Procuraduría Estatal de Protección al Medio Ambiente (PMA) y cambiará de nombre, pues ahora pasará a llamarse Aquarium.


Con estas acciones el Gobierno de Veracruz demuestra que no conoce o no ha observado la Ley Federal que rige la operación de este tipo de establecimientos, por lo que se le podría tipificar y señalar como abuso de autoridad.


Por su parte, a través de redes sociales, los apoderados legales y administradores del Acuario de Veracruz insisten en que a lo largo de 30 años se trabajó "en estricto apego al marco legal y en pleno cumplimiento de las Normas Oficiales Mexicanas y Convenciones Internacionales". Sergio Armando González, representante de Earth Mission, ONG dedicada a la conservación del medio ambiente, expresó a un medio del Puerto: “La clausura es debido a que de alguna manera quieren presionar al patronato para tener libre acceso a los ingresos del mismo que, cierto, son importantes, como lo son también los gastos de operación”. También descartaron venta o tráfico de ejemplares y denunciaron a la PMA de haber actuado fuera de su competencia, a pesar de que se presentaron los documentos requeridos.


El Acuario de Veracruz fue construido en el gobierno que encabezó Dante Delgado y se inauguró en 1992. Desde entonces ha sido administrado por un patronato que integran miembros del sector privado y del propio Gobierno de Veracruz, a través de la Dirección General de fideicomisos, adscrita a la Secretaría de Finanzas, pero depende directamente de la Sub Secretaría de Administración. Cuenta con diversas exhibiciones y áreas que albergan 3,258 ejemplares de alrededor de 170 especies.


El Acuario de Veracruz fue el primero en América Latina en recibir la acreditación internacional de la Asociación de Zoos y Acuarios (AZA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, "la más exigente del mundo en cuidado animal", tras certificar que cumplía con los estándares más altos de bienestar animal y en las áreas de conservación, educación, ciencia, entretenimiento. Desde julio de 2015, obtuvo el registro como miembro de la de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México A. C. (AZCARM), además de que fue el primer acuario en México en obtener el Certificado de Calidad Ambiental Turística, otorgado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). Además de que es reconocido por tener la pecera cilíndrica más grande de México.


Cuitláhuac García suma un repudio más en su contra por esta medida y todo por estar mal asesorado para apropiarse, dicen, de las ganancias que genera ese santuario animal, erigido como la primera reserva acuática en cautiverio a nivel Latinoamérica y estar colocado entre los 10 más importantes del mundo.




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