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EDITORIAL

El próximo martes, 7 de junio, como cada año, estaremos conmemorando, que no “celebrando”, el Día de la Libertad de Expresión en México, fecha instaurada en 1951 por editores de periódicos y el entonces presidente de la República Miguel Alemán Valdés. Conmemoración que sirve para destacar la trascendencia de una prensa libre, determinante en la conformación de una democracia participativa.


La libertad de expresión es un derecho humano básico, constitucional, fundamental y necesario a la naturaleza humana, consagrado en los artículos 6 y 7 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y en el ámbito internacional, contemplado en el artículo 19 de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948.


Sin embargo, actualmente, es muy cuestionable la “libertad de expresión” en México, pues se afirma que está asediada, lo que representa una amenaza para la democracia. Se aprecia que el Presidente López Obrador, desde sus conferencias de prensa “mañaneras”, estigmatiza a quienes él llama sus adversarios políticos con un indigno lenguaje que agravia a la sociedad y rebaja la tribuna presidencial.

La libertad de expresión durante el actual sexenio enfrenta un gran reto, pues para la 4T es inaceptable que se expresen voces contrarias a sus planes. La obstinación por establecer una voz única se mantiene presente. Expresar una opinión contraria a lo que representa el movimiento que se nombra de cuarta transformación, pone en riesgo a periodistas y columnistas. Cualquier reportero que ose hacer una pregunta crítica al Presidente en la mañanera, es agredido con saña en redes sociales. El uso de bots para encender las hogueras digitales, desmienten cualquier intento de hacerlo ver como una respuesta espontánea de seguidores acelerados.


En el Estado no estamos mejor, el gobernador no se queda atrás, lo vimos cómo de manera prepotente en una conferencia de prensa increpó a una reportera, la regañó, la cuestionó y la denigró, al pedirle que revelara sus fuentes. Se vio muy mal. Además, son muy pocos los medios con convenio para informar a todo el Estado.


En el caso de Coatepec, estamos peor, el alcalde ha dado muestras de total menosprecio a los medios de comunicación locales, calificándolos de “Chayoteros”, ignora y ningunea a la prensa, violando el derecho de la sociedad a la información. Se sabe que los alcaldes tienen instrucciones precisas de no gastar en medios, pues si tuvieran un evento importante, les mandan los del gobierno del estado. Además el recurso lo utilizan para sus campañas permanentes.


Existe un desconocimiento de la labor periodística y su compromiso con el derecho a la información de los ciudadanos, frente a los intereses del poder, pero también muestra que ven a la prensa independiente como adversaria política.


Por todo esto, “celebrar” el 7 de junio es una falacia, mejor hay que tomarlo para recordar a la gran cantidad de periodistas muertos en lo que va de la 4T. La ONG “Artículo 19” ha documentado el asesinato de 55 periodistas en México en lo que va del sexenio. Por lo que México continúa siendo uno de los Países más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo y la libertad de expresión… De todos modos, reconocimiento y felicitación a todos los comunicadores profesionales.





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