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Un grave problema se armó en la Secretaría del Ayuntamiento el pasado martes, luego de que una familia acudiera al panteón municipal de Coatepec a sepultar a un difunto, con título de propiedad en mano, llevándose la sorpresa de que en su lote ya habían sepultado a otra persona. Se deduce que dicho lote fue vendido dos veces, estando coludidos la Administración del Panteón y la Secretaría del Ayuntamiento.
Estos manejos ilegales sólo se pueden dar de dos formas: con complacencia de la Secretaría o por ignorancia (se las pasan de humo). No puede ser de otra forma, pues los controles, libros, registros y títulos de propiedad, se llevan desde la Secretaría del Ayuntamiento. Por otro lado, la Administración de Panteón tiene el conocimiento físico de los lotes, con su respectivo número de ubicación; así como el libro de registro, que coincide con el de Secretaría, en nombres y fechas de los sepultados. Conocen cuales lotes están ocupados, con dueño, abandonados u olvidados. Ahí mismo asigna cuadrillas de trabajadores que, si el doliente quiere, le hacen la fosa.
La familia agraviada, sumamente sorprendidos y enojados, exigían la aclaración de este problema, pues cuentan con título de propiedad original y debían sepultar ese día. El personal de Secretaría, empezando por su titular, el biólogo de Acajete llamado Gaspar Pérez, buscaron y citaron al otro propietario, que al parecer también cuenta con título, pero obviamente nunca se presentó. Se hicieron bolas y no les quedo de otra más que ordenar que se les permitiera sepultar, “y ya luego lo arreglamos”. El fraude que hay de por medio, queda al aire, y se sabe que no es el primer caso, pues hay otras personas que han denunciado estos hechos.
La Administradora del Panteón (omitimos su nombre), es una jovencita inexperta, que no necesariamente es la responsable de este caso, pues estos hechos pueden venir de otras administraciones; pero, si asumiera su responsabilidad, ya hubiera denunciado, pues es un delito grave de fraude y corrupción que “alguien” cometió.
La familia afectada sufrió las consecuencias de ese hecho de fraude y corrupción, en el que debe intervenir la Contraloría municipal, que se ha mostrado omisa también; esto debe trascender a instancias judiciales, para una investigación y esclarecimiento, pertinentes, a fin de resolver este delito. También podrían llamar a los afectados y saber quién les vendió, para así aclarar esta grave situación que, como muchas otras, los deja muy mal parados.
Esta muestra de desconocimiento de la función pública, de evidente desorden con que se ha manejado esta administración municipal, pone en alerta a los ciudadanos, pues estamos en manos de gente ajena, que desconoce su función, no tiene sentido de pertenencia y, lo peor, no les interesa servir, ni atender, ni resolver, ni aprender.
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