Gilberto Medina Casillas
LOS INSTINTOS Se dice que los animales irracionales se comportan de acuerdo a sus instintos. Pero es indiscutible que los seres humanos, en el contexto de la biología, también tenemos instintos. ¿Qué tanto la razón determina la conducta humana, dado que se define a sí mismo como un ser racional? Para asentar un marco lógico, a fin de abordar el tema de esta entrega, voy a utilizar algunas conclusiones de estudios recientes del prestigiado Instituto Tecnológico de Massachussets (ITM). Estos estudios han revelado que el ser humano es más instintivo que racional. Se estableció, conclusivamente, que, de la actividad diaria de estudiantes, profesores y ejecutivos, sujetos de investigación, el 90% de las tareas que hacía la mayoría son tan rutinarias que podrían preverse en forma matemática. Es difícil aceptar que la mayor parte de la vida cotidiana de una persona está determinada, no por sus intenciones conscientes y sus elecciones, sino por su entorno, es decir que casi todo nuestro tiempo tendemos a reaccionar en forma instintiva ante lo que nos rodea. Nos agrada diferenciarnos de otras especies “inferiores” por nuestra capacidad de razonar, pero no somos tan distintos como pretendemos. El 80% de las personas estudiadas, actuaban respondiendo a señales sociales (adquisividad). Los datos sugieren que gran parte de la conducta humana es automática y determinada por los instintos, mientras nosotros estamos convencidos que actuamos conscientemente. Si bien, el humano es capaz de un pensamiento consciente para actuar y que nuestras facultades mentales superan las de otros animales, nuestra conducta no está determinada por esta capacidad. La violencia, manifiesta en conductas delictivas; y las guerras, no han terminado. El hombre de hoy, muy parecido al de ayer y al de antier (pensemos en los grandes periodos históricos) es un ser en transición, sigue comportándose mayormente con base en sus instintos, lo cual lo convierte en el principal depredador del planeta. ¿Y cuáles son los instintos que influencian o determinan el comportamiento de hombres y mujeres? Se habla de tres clases de instintos: Instintos de conservación.
- Instintos de alimentividad. - Instintos de adquisividad. Y hay quienes afirman que “en el hombre están todos los instintos de todo lo que alienta, que anda, vuela o se arrastra, y cuando cualquier especie cumple el instinto propio, en el hombre repercute, porque en el hombre viven todos, en su alma y cuerpo, los que se componen de las esencias de todos los tres reinos”. El instinto de conservación de la vida, tiene un avisador o centinela constante que es el miedo. Por ejemplo, el miedo a la muerte por inanición, trae a la mente la voluntad de comer a la que ayuda el gusto y el olfato que, antes de probar el alimento nos da la percepción. En este rubro, quizá, lo más esencial es la procreación, cuyo instinto innato se impone en todos los seres con fuerza irresistible.
Los instintos de alimentividad, sobre todo provocados por las necesidades irresistibles e impostergables del hambre y la sed, pone a todo ser dispuesto a jugarse la vida y honor por satisfacer el pedido riguroso de su caldera vital: el estómago. Por lo que respecta a los instintos de adquisividad, podemos señalar a las tendencias de los sentidos que tienen por objeto el ejercicio de las funciones de relación, sensibilidad y movimiento, son también instintos que yacen en el organismo y el alma, pero que, al obrarlos otro ser similar, despiertan aquellos mismos instintos de adquisividad. Este proceso es fundamental en la socialización y se le conoce hoy día como gregarismo. Algunos mistagogos afirman: “¿Qué algarabía habrá en el hombre, hasta que el espíritu logra dominar la mayoría de los instintos, formando de ellos un rico archivo, que es su consciencia? Muy lejos se encuentran las ciencias y aun casi todas las filosofías, de este tópico”. Existen métodos y técnicas para el control de las fuerzas inconscientes, incluso para el desarrollo armónico del ser humano. La meta es la asunción de la razón y el control de los instintos. ¿Es esto posible? Yo, lo dudo.
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