HONOR
La palabra honor, del latín honor, alude a una cualidad humana que se caracteriza por la virtud y el actuar bien, con dignidad. Es relacionaba con el deber, con el valor y con lo moralmente correcto; se vinculaba, también, con concepciones relacionadas a la imagen pública de una persona, al reconocimiento que tuviese por parte de otros. De ahí viene el prestigioso calificativo honorable. Como el honorable Juez, por ejemplo.
En China, la costumbre antigua era poner este sobrenombre al interlocutor de mayor jerarquía, su honorable persona o su nombre. Por definición, todos los ancianos eran venerables (un grado más que honorables).
Hoy día, dentro de las nuevas corrientes que subraya la empatía en las relaciones humanas, la honorabilidad se reparte entre los integrantes de un grupo. La persona líder jefatura, pero tiene igual honor que el resto de los miembros del grupo. Esta idea nos conduce al relevante tema de la consideración.
Cuando una persona se discrimina o de plano ni siquiera es tomada en consideración, se ofende el honor de esa persona, ya que el grupo la desvincula. Cosa que resulta frustrante para el inconsiderado. Y si este ente humano inconsiderado resultaba útil en alguna cosa para el grupo, su desvinculación afectará en la medida de la importancia de su aportación.
Esta es una conducta que muchas especies de mamíferos tienen, sin embargo, no hay motivos de desvinculación del hiato, tales como el desdén. No es casual que esta palabra, honor, no merezca una definición ya que en este mundo moderno son cada vez menos las personas dignas de honor. La conducta virtuosa se ha tornado inestable y relativa, algo que alguien realiza, según las circunstancias, y que no se preocupa en mantener.
El hombre actual no es digno de honor, es “Light”, no piensa a largo plazo, se reduce a la inmediatez, por lo tanto, no intenta proyectarse con una conducta estable y comprometida, sino que se permite cambiar según los dictados de las tendencias en las cuales se alista para pertenecer.
Voy a citar un iluminador fragmento del excelente estudio ‘El honor en la cultura tradicional’, de Antonio Medrano:
‘El honor ha sido piedra angular de la cultura durante milenios. No sólo de la cultura europea occidental o de las culturas indoeuropeas, sino de la cultura humana en general, de toda cultura digna de este nombre. Nos hallamos ante un valor verdaderamente universal, aunque sus formas de manifestación o expresión hayan podido ser muy diversas.
El sentido del honor afirma su presencia entre los más diversos pueblos y razas del mundo y a través de las sucesivas épocas de la historia. Adondequiera que dirijamos nuestra mirada, veremos el honor tenido en alta estima, irradiando con esplendor su benéfica influencia y presidiendo la vertebración del orden social, siempre y cuando la sociedad o cultura en cuestión esté en forma, viva en un estado de normalidad y sobre ella no se hayan cebado las sombras oscuras de la decadencia’.
Volviendo al término honor, vemos que es una palabra decadente, poco usada en la lengua coloquial, y la cosa que denota este sustantivo va aparejado al reconocimiento y consideración entre las personas. De ahí que la milicia otorgue a sus miembros medallas al mérito, como un acto de honor.
También se afirma: ‘honor a quien honor merece’, frase que puede interpretarse como reconocimiento real y distinguida consideración a una persona o un grupo, que algo ha hecho bien por la comunidad que le honra.
A manera de corolario:
En contradicción y ataque al honor, diré que, muchas conductas humanas resultan en daño moral, el cual existe y está establecido en el Código Civil Federal, entendiéndose el daño moral, por la afectación que una persona sufre en sus emociones, apegos, creencias, decoro, honor, reputación, relaciones íntimas, y aspectos físicos, o bien en el concepto que de sí misma tienen los demás.
Dicit.
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