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OCIO
Voy a establecer mi marco lógico ‘a las mil maravillas’, usando el prefacio de Luciano de Somosata, a su libro “Relatos verdaderos”:
‘Así como los atletas y los que se ocupan del cuidado del cuerpo no piensan solamente en la buena salud ni en los ejercicios físicos, sino que también piensan en la relajación oportuna –pues entienden que esta es la parte más importante del entrenamiento–, del mismo modo considero también necesario que a los instruidos, después de haber leído muchas cosas serias, les corresponda relajar la reflexión y fortalecerla en vistas de un esfuerzo futuro. Y el descanso podría resultarles apropiado si frecuentaran el tipo de lecturas que no solo ofrecieran pura diversión a partir del ingenio y del humor”.
Creo que este ejemplo es exportable a otros contextos.
Nosotros, amable lector, lo enfocaremos, primeramente, desde la perspectiva de ocupar el tiempo libre, que permita el horario de trabajo de cada quien. Esa margen que se dedica al ocio. ¿Qué hace la gente durante el ocio?
Revisemos los resultados de un estudio de WLRA (World Leisure & Recreation Asociation).
Ver televisión y escuchar la radio son las actividades recreativas que se practican más diariamente en el mundo y esto concuerda con Rusell (1996) cuando decía: ‘Los placeres urbanos han llevado a la mayoría de la población a la pasividad: ver películas o partidos de fútbol, escuchar la radio, y así sucesivamente. Esto es así porque sus energías activas se agotan casi por completo en el trabajo; si tuvieran más tiempo libre, volverían a divertirse con juegos en los que habrían de tomar parte activa’.
En la encuesta, la mitad de la población o más (hasta el 86%) de los habitantes de cada país ven diariamente la televisión, así como entre un 11 y 69% escucha música. Hay actividades como el cine y la asistencia a eventos culturales y deportivos, cuya frecuencia es más bien anual porque requiere de disponibilidad de recursos monetarios para realizarlas.
Las compras por placer, su periodicidad más frecuente se puede medir mensualmente, mientras jugar a las cartas, dependiendo del país, puede ser mensual o anualmente. La lectura de libros varía mucho por países, desde 7% hasta el 32% de población que lee diariamente, siendo Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Australia, Suiza, Francia y Estados Unidos los lugares donde más se lee.
La reunión con los amigos es más frecuente que con familiares, donde la primera puede ir entre 3% al 47% de los habitantes que se reúnen diariamente con amigos, mientras la segunda de 1% al 30% de los habitantes que se reúnen diariamente con familiares. Las manualidades son las menos practicadas y estas pueden estar siendo sustituidas por el uso de las tecnologías que demandan tiempo.
El internet es otra de las actividades que presenta una enorme variación, desde 5% al 46% de la población que la usa diariamente, la cual depende necesariamente del acceso a este recurso, lo cual resulta evidentemente variable por país.
Las grandes manifestaciones del ocio en nuestra sociedad son: la cultura, el turismo, el deporte y la recreación.
Le invito, amigo lector, que nos enfoquemos en la cultura, desde la decisión y el disfrute personal del sujeto que la vivencia, nos permite situarla entre los planteamientos de ocio y así, es un hecho indiscutible que en las sociedades desarrolladas la llamada Industria Cultural se encuentra unida a las Industria del Ocio, siendo las actividades referidas al disfrute de bienes culturales; las artes, las publicaciones, las producciones audiovisuales o los espectáculos, ofertas de ocio que compiten con actividades diversas del ámbito deportivo, turístico o recreativo.
De siempre, el arte y las prácticas culturales han sido un elemento de atracción para las actividades de ocio y, aunque a primera vista se pueda pensar que la relación arte-ocio conlleva un concepto de ocio culto, elitista y restringido, actualmente el arte se encuentra inmerso en un circuito cada vez más extenso. Hoy en día, existe una gran diversidad en la creación artística (concepto estético que se maneja, prácticas artísticas, materiales, naturaleza de la representación, papel del autor y del espectador, combinación de técnicas y medios…) y esta riqueza, en parte gracias a la globalización y la multiculturalidad abre más posibilidades a las relaciones ocio-cultura.
De este modo, el poeta, el novelista el ensayista, son obreros de la palabra. El músico, los cantantes, el coreógrafo, los bailarines, obreros de la música. Los artistas no son ocasionales o que dependan de su tiempo libre, dedican su tiempo a trabajar en lo propio. Al cabo, son trabajadores de arte.
El entronque entre los artistas y la sociedad es el ocio, pues en su tiempo libre de trabajo asalariado, las personas disfrutan de un conjunto de puentes culturales: el museo, la exposición, los recitales, la lectura pública, la obra de teatro, el video, el filme, las ‘performances’, la escultura; todas las artes, creadas con sangre, sudor y lágrimas para el disfrute, concienciación y diversión de la gente.
Todo lindo con el ocio desde estos enfoques culturales, pero en lo profundo del ocio está el peligro más grande para el ser humano: el ocio asociado a la pereza. Este es un tremendo problema moral y de ánimo quebrantado, lo que desata la criminalidad más pedestre, las pasiones más infames y las conductas más viciosas; pues, la pereza, es la madre de todos los vicios.
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