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EXPRESO CORTADO - Gilberto Medina Casillas



LAS CUATRO VERDADES Y EL CAMINO ÓCTUPLE.


En Occidente, por llamarnos así para excluir a la mitad del mundo, el Oriente, fuimos culturados por una dominación ideológica, que es la religión romano-cristiana. Y más tarde, sobre la misma línea, La Reforma protestante, siguió con el lenguaje cristiano, quitando algunos despistes de la iglesia católica.


Así que, básicamente tenemos una herencia cristiana predominante, acompañada del surgimiento de la religión de la ciencia. Más, el tema de hoy no es sobre religión. Vamos a tratar de dos temas budistas originados en el lejano Oriente, normalmente incomprensibles para las sociedades occidentales.


Mi recuerdo más antiguo que tengo sobre el budismo, es lo que Herman Hesse escribió en su libro Shidartha. Lo que recuerdo es que Shidartha sale del palacio brahamánico de su padre a las escondidas y por vez primera enfrenta la realidad, así descubre lo que son las cuatro verdades que asolan a la humanidad: existe el dolor, existe la enfermedad, existe la vejez y existe la muerte.


Se enfrenta a su padre con humildad y se va con los ascetas. Con los ascetas nada aprende, quizá tan sólo a resistir pasivamente la desgracia. Hasta que un día, tras una profunda meditación de diez días, despierta el Buda.


Tras la ‘iluminación’, Buda Shidartha, define las cuatro nobles verdades siendo la cuarta: el camino óctuple.


Las cuatro nobles verdades son:

- La primera noble verdad, también conocida como el principio de dukkha, afirma que vivir es sufrir. El concepto de dukkha es sutil, sugiere ideas tales como la ansiedad, la frustración o insatisfacción. Esta es la creencia central del budismo, y todas las otras creencias y prácticas se basan en esta primera noble verdad.

- La segunda noble verdad del budismo, también conocida como anicca ("transitoriedad") o tanha ("anhelo"), declara que no hay nada en el universo que sea permanente o inmutable. De hecho, ni siquiera el Yo es permanente o inmutable.

- La tercera noble verdad dice que el único camino para librarse del ciclo del sufrimiento, la muerte y el nuevo nacimiento, es eliminando completamente los deseos de las cosas temporales.

- La cuarta noble verdad es que, después de seguir el óctuple sendero noble, se puede eliminar el deseo. El plan del budismo para "cómo" corregir los defectos de la humanidad, se encuentra aquí. El óctuple sendero se define como: opiniones correctas, buenas intenciones, palabras verdaderas, comportamiento generoso, subsistencia honesta, esfuerzo positivo, conciencia de sí y meditación perfecta.


Bueno, el caso es que, durante toda su vida de práctica y enseñanza, Buda solamente pudo llevar a la ‘iluminación’ (Nirvana) a un discípulo. Sí, leyeron bien, a uno solo. Pero dejó sus enseñanzas que fueron continuadas y atesoradas en los antiguos documentos desde el siglo VII a.e.c.


Voy a concluir esta entrega, con lo que establece el camino óctuple, en cuanto el habla perfecta. El habla, esa maravilla que usamos de forma tan tonta. En los textos budistas el habla perfecta se describe como un habla que es: verdadera, afectuosa, útil, que fomenta la concordia la armonía y la unión. Si trabajamos con nuestra habla o comunicación pronto nos daremos cuenta de que nos lleva directamente a trabajar con: atención consciente y claridad mental para llegar al autoconocimiento; dejar de lado nuestros hábitos y los hábitos sociales: el habla superficial, el habla difamatoria, el chisme, la murmuración.


El cultivo de un habla veraz y positiva nos abre todas las puertas hacia dentro y hacia fuera; pienso que bastaría trabajar en este aspecto del sendero y profundizando en él poco a poco cubriríamos todas las otras etapas: opiniones correctas, buenas intenciones, palabras verdaderas, comportamiento generoso, subsistencia honesta, esfuerzo positivo, conciencia de sí y meditación perfecta.


Les voy a contar un relato que puede servir de guía: Un discípulo se acerca a su maestro y le dice.


- Maestro, ¿sabes lo que dicen de ti?

- Un momento dice el maestro. ¿Ya has pasado por las tres puertas lo que vas a contarme?

- ¿Por las tres puertas? Responde el joven. No, ni siquiera sé qué son las tres puertas.

El maestro continúa.

- ¿Estás seguro de que lo que vas a decirme es la verdad?

- Bueno no, yo he oído…

- Pues esta es la primera puerta.

- ¿Lo que vas a decirme es bueno?

- No, no, en realidad es un tanto desagradable.

- Esta es la segunda puerta.

- ¿Lo que vas a decirme es útil para alguien?

- No de hecho…Balbucea confundido el discípulo.

- Esta es la tercera puerta.

- Y dime: Si lo que vas a decirme no sabes si es verdad, no es bueno y no es útil ¿Por qué quieres contármelo, no sería mejor olvidarlo para siempre?”.


Un comentarista, desde la óptica cristiana, asegura que el cristianismo nos la pone más fácil. Cito: “Tanto el cristianismo como el budismo enseñan que las personas necesitan transformar sus deseos y su comportamiento, pero sólo el cristianismo proporciona una forma realista de cómo hacerlo. En el budismo, se dice que hay que cambiar los deseos a través de los esfuerzos auto dirigidos. Desafortunadamente, esto significa que uno tiene que tener el anhelo de deshacerse de los deseos, un dilema incorporado. El budista que quiere deshacerse del deseo, todavía está deseando algo”. En fin.




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