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EXPRESO CORTADO - Por Gilberto Medina Casillas

GOBERNANZA.-



Gobernanza es una palabra extraña, no es eufónica y de golpe parece un equívoco. Pero el concepto que encierra el término es de suma importancia. Vayamos a la definición, gobernanza es una: ‘forma de gobierno basada en la interrelación equilibrada del Estado, la sociedad civil y el mercado, para lograr un desarrollo económico, social e institucional estable’.

En sí, gobernanza es el comportamiento del estado, el sector empresarial y la sociedad de un país. La definición, por demás sencilla, señala equilibrio en la interrelación entre los actores, gobierno, ciudadanía, mercado e instituciones, que en nuestra normalidad democrática se establece en un estado con tres poderes autónomos, emparejados por la Constitución política de la nación, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Subraya la institucionalidad y establece que debe ser sustentable, es decir, que permita el desarrollo y un continuo mejoramiento de la vida de la población.


Quien esto escribe, se ha dedicado por años a llevar a cabo campañas políticas electorales basadas en la noción ‘ganar por la vía correcta’. Toda vez que un candidato ha ganado mediante la mayoría de los votos ciudadanos, debe asumir su papel de acuerdo a una correcta gobernanza, la cual implica la interrelación con la población que le ha elegido y las tareas responsables que asume, de acuerdo al cargo para el cual ha sido designado.


La gobernanza está íntimamente ligada al desarrollo humano, los objetivos de este último deben ser los propósitos de la primera. Alimentación, salud, educación, vivienda, empleo, seguridad pública, libertad, acceso a bienes y servicios, oportunidades para la movilidad social. Todos estos factores en un contexto de respeto a los derechos humanos.


Así, de acuerdo a la ONU, el concepto de gobernanza hace referencia a todos los procesos de gobierno, instituciones, procedimientos y prácticas mediante los que se deciden y regulan los asuntos que atañen al conjunto de la sociedad. La buena gobernanza añade una dimensión normativa o de evaluación al proceso de gobernar. Desde la perspectiva de los derechos humanos, la gobernanza se refiere, sobre todo, al proceso mediante el cual las instituciones públicas dirigen los asuntos públicos, gestionan los recursos comunes y garantizan la realización de los requerimientos sociales, familiares e individuales, en un ámbito de respeto a los derechos humanos.


En este tenor, la buena gobernanza está vinculada a los procesos y resultados políticos e institucionales necesarios para alcanzar los objetivos de desarrollo. La auténtica prueba de una 'buena gobernanza' es el grado en el que hace realidad la promesa de los derechos humanos: derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales. La pregunta fundamental es: ¿Garantizan eficazmente las instituciones de gobierno el derecho a la salud, a la vivienda adecuada, a la alimentación suficiente, a la educación de calidad, a la justicia imparcial y a la seguridad personal?


El Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU afirma que una 'buena gobernanza', implica: respeto pleno de los derechos humanos, Estado de Derecho, participación efectiva de los ciudadanos, asociaciones de múltiples interesados, pluralismo político, procesos e instituciones transparentes que rindan cuentas, un sector público eficiente y eficaz, legitimidad, acceso al conocimiento, información y educación, empoderamiento político de la población, equidad, sostenibilidad y un conjunto de actitudes y valores que fomenten la responsabilidad, la solidaridad y la tolerancia.


En resumen, estos son los pilares de la gobernanza efectiva:


1. Instituciones democráticas.

2. Gestión de los servicios públicos.

3. Estado de Derecho.

4. Anticorrupción (combate a la corrupción y a la delincuencia organizada).

Termino afirmando que no se trata solamente de ganar una elección popular, sino que una vez en el cargo, el empoderado lleve a cabo una correcta gobernanza.

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