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ASOCIACIÓN CRIMINAL
Hemos oído decir que el crimen no paga. Una moralina contextualizada en una sociedad donde la integridad, la honestidad, la decencia y el acatamiento de las normas de conducta que rigen los diez mandamientos judeocristianos, impera. Sin embargo, la vida posmoderna ha traído una crisis sustancial, expresada en la pérdida de valores. Mentir, robar, fornicar, matar, se justifican de mil maneras, pues el quid del derrumbe ético radica en la irresponsabilidad.
Para entrar en materia les voy a platicar una anécdota. Me hallo en Culiacán, Sinaloa. Me dirijo al edificio del CONACYT para presentar un proyecto. Cuando camino por la avenida de los insurgentes rumbo a Tres Ríos, donde se halla las oficinas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; frente a la catedral miro que mis zapatos están empolvados. Simultáneamente veo a un niño bolero, le hablo y me recargo en un árbol. Comienza su tarea. Es la una y media de la tarde. Le pregunto:
¿No vas a la escuela?
Vespertina – me dice.
Tras una pausa breve, suponiendo que asiste a la secundaria, le hago la pregunta de cajón:
¿Y qué piensas ser de grande? – creí que le preguntaba qué iba a estudiar.
Sicario – me responde y me mira con determinación y malicia.
Esta es una muestra vivencial de la orientación de muchos chavos que van engrosando las filas del ‘narco’. Lo que ocupan (requieren) es que no sean miedosos, mucha irresponsabilidad, apetencia por las drogas, el alcohol y la parranda. Y un poco de codicia. Ese es el perfil de un sicario.
Las organizaciones criminales tienen, como los sindicatos, un escalafón. Están los que vigilan, los que roban, los que asaltan, los golpeadores, los asesinos, los limpiadores, los almacenadores, los que pesan, los que empacan, los distribuidores, los jefes y los jefes de jefes. En la organización delictiva ‘la Camorra’ apoderada del sur de Italia, los puestos, negocios, métodos y tipo de ilícitos se han sofisticado al grado que el dinero del tráfico de cocaína, por ejemplo, se invirtió y hoy es una poderosa empresa lechera (PARMALAT). Los hijos de los jefes criminales ahora son empresarios y magnates.
En México, los gobiernos del PRI fueron conniventes con el narcotráfico, tolerando el trasiego de cannabis, goma de opio, cocaína colombiana, heroína afgana y cristal de factura nacional. Negocios ilícitos que pasaron de manos del ejército nacional mexicano a las de narcos, quienes en pocos años se convirtieron en organizaciones poderosas autónomas.
En este sexenio volvió en forma harto evidente la complacencia con el narco. Tolerancia y complicidad en los hechos. Cosa que debería tener muy preocupado al gobierno de EE.UU.
El crimen organizado se ha constituido en fuerza social, en Guerrero más de 1,500 comunidades viven de la goma de opio. Se han constituido en fuerza política, con gobiernos estatales y municipales que les son afines. Afirma un alto funcionario estadunidense que el 37% de la población mexicana es gobernada por el ‘narco’. Son una fuerza económica, los recursos que mueven trasformaron, Querétaro, Toluca, León, Celaya, Guadalajara, Tepic, Mazatlán, Culiacán, Hermosillo, Tijuana, Mexicali, Chihuahua, Monterrey, Reynosa, Tampico, etc., acelerando la urbanización exponencialmente. Y han ‘beneficiado’ amplios territorios rurales en Sinaloa, Durango, Chihuahua, Tamaulipas, Oaxaca, Puebla, Colima, Jalisco y Guerrero. El ‘narco’ tiene una fuerte influencia cultural, expresada en el narco corrido, la música de banda y el reguetón (o música urbana de destrampe furioso).
La extorsión, el secuestro, el tráfico de drogas, la trata de personas, se han convertido en el pan de cada día. No hay cosa más ominosa para una sociedad que se desbarata. Y sucede ante nuestros ojos.
Ahora consideremos cómo se ve México en el conjunto de las naciones. En cuanto a la presencia e influencia del crimen organizado, que se expresa en forma concomitante como ‘criminalidad’, la prelación de países es la siguiente (los diez primeros):
1.- República democrática del Congo. 2.- Colombia. 3.- Myanmar.
4.- México. 5.- Nigeria. 6.- Irán. 7.- Afganistán. 8.- Iraq. 9.- República
Centro-Africana. 10.- Honduras.
México, lamentablemente, se ha convertido en el país con el mercado criminal más grande del mundo y la cuarta nación más afectada por la criminalidad, lo cual ilustra las deficiencias y debilidades en diversos sistemas como el de justicia penal y el de corrupción, al tiempo que es muestra de los niveles de resiliencia del crimen organizado en nuestro país.
México está en el primer sitio de 193 naciones en donde se cometen graves delitos como trata y tráfico de personas, tráfico de armas, de flora y fauna, así como un país con un gran comercio de drogas que incluye heroína, cocaína, metanfetamina, cannabis y una serie de precursores para fabricar estupefacientes.
En materia de comercio criminal, México se posiciona como el país de mayor tránsito para la trata de personas.
Abrir los ojos y mirar este asco me perturba y me causa una gran consternación.
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