FILOSOFÍA CLÁSICA

PIENSO, LUEGO EXISTO ¿Y tú Sofía, cómo sabes que existes? ¿Cómo que cómo sé que existo? ¿Por qué me preguntaría algo tan obvio? -Bueno, si es tan obvio, seguro puedes contestarlo. Yo sé que existo porque estoy viviendo, estoy respirando, en fin, mil sensaciones como consecuencia de estar existiendo aquí. -Suena a un buen argumento, no obstante en un sueño también respiras, ves a tu alrededor, y tienes todas las mismas sensaciones que despierto, pero ninguna de ellas es real, por lo tanto, cómo te puedes fiar de tus sentidos ya que podrían estarte engañando como en un sueño, no puedes sustentar tu existencia en las sensaciones que percibes de tu cuerpo. Entiendo, entonces si no puedo hacer un argumento con base en mi evidencia empírica, tendrá que ser un argumento racional. -Efectivamente, sin embargo vamos a hacerlo más interesante. Imagínate qué hay un genio malvado de esos que salen de una lámpara mágica, dicho genio nos está haciendo creer que cada argumento racional es verdad aunque no lo sea. Por ejemplo, haciéndonos creer que 2+2 es igual a 4 cuando en realidad es otro número. En otras palabras, no puedo hacer un argumento empírico, porque mis sentidos me engañarían, pero tampoco un argumento racional porque el genio me engañaría también ¿Cómo esperas que resuelva la cuestión de si existo o no, con las dos manos atadas? ¿Qué es lo que estás buscando? -Busco un primer principio inquebrantable para mi filosofía, y creo que lo he conseguido, ahora proseguiré con mi argumentación. Como bien dices, no puedo hacer un argumento empírico ya que dudaría si mis sentidos me están engañando, tampoco puedo hacer un argumento racional ya que dudaría si el genio malvado me está engañando, pareciera que no puedo estar seguro de nada con esas restricciones. Pero si hay algo que no puedo dudar es que estoy dudando, por lo tanto si estoy dudando, estoy pensando y si pienso por lo tanto existo o en otras palabras.

PIENSO, LUEGO EXISTO Cogito, ergo sum René Descartes 1596-1650