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Indiferencia institucional y ciudadana. Falta de sensibilidad y humanidad


Se llama Francisco Hernández, es originario y vecino de la localidad de Cinco Palos, municipio de Coatepec. Explica que, desde que recuerda, cuando tenía como cuatro o cinco años, le dio la polio o poliomielitis, lo que lo dejó sin posibilidades de poder volver a caminar. Su modo de subsistir es mediante pedir limosna en las calles que, por su condición, se ve obligado a hacerlo arrastrándose, literalmente, en el piso.


En pleno respeto a la dignidad humana, Semanario ESPRESSO lo entrevistó y Panchito accedió, amablemente y con su característica sencillez, a dar esta información. No se publicaría si no se tuviera su autorización.


Con lo que obtiene, apelando a la generosidad de la gente que lo ve con recelo en el suelo, concretamente en la segunda calle de Lerdo, obtiene un poco de dinero para subsistir, pues de ahí compra sus alimentos y paga renta. Su mamá falleció y sus hermanos no ven por él. Es crítica la situación de Panchito.


Lo que llama la atención es la indiferencia institucional, de las autoridades que, ensimismadas en eventos triviales o folclóricos, omiten la atención a este tipo de personas que realmente necesitan de apoyo. Existe una total ausencia de asistencia social en instituciones como el DIF, cuya función es precisamente la atención a este sector vulnerable y totalmente desprotegido. Abundan menesterosos de todo tipo. Pero este caso, por su condición, es especial.


¿Acaso no lo hubieran podido inscribir ya, a los programas de “Bienestar” que atienden a personas con discapacidad? ¿No en esta administración los pobres son primero? ¿O sólo los que representan votos?


También es palpable la falta de sensibilidad de organismos humanitarios, instituciones privadas o clubes de servicio, que ninguno ha asumido el compromiso de dotar a Panchito de una silla de ruedas, inscribirlo en un programa social, darle atención médica o acercarle una despensa, muletas o lo que requiera. Dice que silla de ruedas no, porque ya se cayó una vez y se lastimó un brazo. Tal vez desconoce que existen modelos especiales para cada caso.


Tanto en gobiernos como en instituciones, hay indiferencia y omisión. Por parte de la ciudadanía, sin duda, también hay falta de sensibilidad y humanismo.


Cierto que es reflejo de la falta de oportunidades, de la situación social y de la contracción económica que se vive en el país, pero hay soluciones que sí están a nuestro alcance, sólo falta apelar a la buena voluntad.


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