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“Levantamiento" del Niño Dios, tradición que se pierde con el tiempo



En las últimas décadas, la práctica de “Acostar” y "Levantar" al Niño Dios, es una tradición que se ha ido perdiendo gradualmente. Este ritual, llevado a cabo el Día de la Candelaria (2 de febrero, o en algunas regiones el levantamiento del niño es el 6 de enero) solía ser una parte esencial de las celebraciones navideñas que antaño unía a familias y congregaciones.

 

El "levantamiento" del Niño Dios consistía en una ceremonia en la que se alzaba la imagen del Niño Jesús, colocada en un pesebre, durante las misas y celebraciones del 24 de diciembre o el 25 de diciembre. Esta acción simbólica, que representaba el nacimiento de Jesús, solía ir acompañada de cantos y oraciones que exaltaban el misterio de la Navidad.

 

La pérdida de esta tradición se debe a diversos factores, entre ellos, la creciente secularización de la sociedad y la falta de transmisión intergeneracional de las costumbres religiosas. Algunos expertos también señalan que la influencia de las celebraciones navideñas más comerciales y la disminución de la práctica religiosa regular han contribuido a la desaparición gradual del "levantamiento" del Niño Dios.



A pesar de este declive, algunas comunidades y familias aún se esfuerzan por mantener viva esta tradición, conscientes de su valor simbólico y de su importancia en la preservación de la identidad cultural y religiosa.

 

Sin embargo, es evidente que el "levantamiento" del Niño Dios es una costumbre que se enfrenta a un futuro incierto, desafiada por los cambios sociales y las transformaciones en las prácticas religiosas, el desapego de la sociedad a la región y que son tradiciones que ya no se heredan.

 

 

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