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MI OPINIÓN – Por Lic. Benjamín Sánchez Flores




Servidores Públicos que sirvan y den resultados

Etimológicamente, la palabra “servidor” proviene del latín “servus” que significa esclavo o siervo; por su parte, el término “público”, también proviene del latín “públicus o pópulos” que significa pueblo; por lo que una definición lo más acertada a nuestra realidad sería, “al servicio del pueblo”.

Pero, ¿Esta definición aplica en tu realidad? ¿Se aplica en los servidores públicos que te atienden cuando realizas algún trámite? ¿Aplica en los representantes populares que elegimos? los cuales también son servidores públicos. Desde luego que cada quien tendrá su opinión.

Lo que sí es verdad, es que los servidores públicos en el ejercicio de su función, quienes formamos parte de la llamada “burocracia” (término que se compone de dos palabras: Buro del francés Bureau que significa escritorio, y Cracia del griego Kratos que significa poder), debemos ejercer nuestro poder para estar al servicio del pueblo, desde cualquier espacio que nos encontremos.

En los últimos años, la imagen del servidor público ha sido muy cuestionada, debido principalmente a innumerables casos de corrupción, nepotismo, tráfico de influencias, entre otros más. No obstante, cada mujer y hombre que tiene la misión de servir al pueblo, debe hacerlo con valores éticos y morales sólidos y con total honradez, compromiso, profesionalismo, transparencia y vocación de servicio.

De nuestros representantes populares o coloquialmente llamados “políticos”, de igual forma se ha visto denigrada su función por la sociedad, debido a los diversos casos de corrupción en los que se envuelven, pero además, por el distanciamiento que provoca una vez que asume a su puesto, olvidándose en gran medida de las propuestas y los compromisos asumidos en campaña.

Para el caso de los servidores públicos, es importante profesionalizar y dignificar su labor, ya que, en ambos sentidos, el pueblo necesita de ellos, pero a la vez, el servidor público necesita del pueblo por medio de sus contribuciones, las cuales pagan sus salarios. Urge un verdadero programa de capacitación, entrenamiento y profesionalización a funcionarios de los tres niveles de gobierno, para transformar la forma de ejercer el poder para el pueblo, con mujeres y hombres comprometidos con servir a la gente.

Hablando de nuestros representantes populares, y ante la democracia que vivimos, debemos ejercer cívicamente el poder que tenemos los ciudadanos: el voto. Manifestarnos en las urnas en cada elección, ya que con ese poder, elegimos a quien consideramos con la mayor calidad humana y con la mejor preparación.

En ambos sentidos, todo se resume en la necesidad de fortalecer los valores éticos y morales en la sociedad, con el objetivo de forjar mujeres y hombres honrados, honestos, libres, transparentes, justos, equitativos e inquebrantables ante cualquier expresión de corrupción. Solo así lograremos mejores seres humanos, con una alta calidad moral, que tengan el compromiso firme de servir al pueblo.

Eliminemos a los malos funcionarios públicos, a los que no son profesionales ni comprometidos, sino que se ocupan de sí mismos y no privilegian el servir a los demás. Eliminemos a los malos representantes populares, los criterios para elegirlos deben cambiar, descartemos las tómbolas o los privilegios por poseer poder económico. Un verdadero representante debe anteponer el bien colectivo y social, debemos lograr servidores públicos que sirvan y que den resultados.

En nuestras definiciones está el poder de hacer la diferencia, hagamos valer nuestra palabra, hagamos valer nuestras decisiones, hagamos nuestra parte.

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