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NUTRICION EXPRESS - Nutrición y sistema inmune.-


Por Mirna Luna



Los alimentos que consumimos, particularmente los nutrientes de nuestra ingesta diaria, ejercen un papel importante en el desarrollo y preservación del sistema inmune, teniendo una estrecha relación, así que cualquier desequilibrio nutricional afectará en alguna medida la competencia de nuestro sistema inmunológico.


Los tejidos, células y moléculas implicadas en el correcto funcionamiento del sistema inmune, requieren un aporte energético suficiente, por ello, un adecuado aporte de energía y nutrientes mejora y preserva dicho sistema. Por ejemplo, los linfocitos o glóbulos blancos (células del sistema inmunitario), son muy activos y cambian los componentes de su superficie entre 8 horas y 24 horas, por lo tanto necesitan de nutrientes específicos para realizar este recambio.


Es importante conocer que las deficiencias de vitaminas y minerales provocan disminución de la respuesta inmune. Algunos de los nutrientes que ayudan a que este sistema se encuentre en buen estado y tenga un buen funcionamiento son:


Vitamina C: actúa incrementando la capacidad proliferativa de los linfocitos; dado su poder antioxidante, produce una mejora en el sistema inmune y una menor incidencia de infecciones. La podemos encontrar en frutas cítricas, en el brócoli, fresas, kiwi, tomate, melón; el alimento con mayor contenido de vitamina C es la guayaba.


Vitamina E: la deficiencia de este nutriente está asociada con una respuesta inmune deteriorada. Tiene un efecto protector frente a las infecciones, ya que estimula la producción de inmunoglobulinas (anticuerpos de importancia vital que circulan en el torrente sanguíneo) y mejora su función. La encontramos en las nueces, almendras, avellanas, cacahuate, semillas de girasol, espinacas, aceites vegetales de maíz.


Vitamina D: su deficiencia se relaciona con diversas infecciones respiratorias incluida la tuberculosis. Las grandes fuentes de esta vitamina son la trucha, salmón, atún, la caballa y en menor cantidad la yema de huevo, hígado de res y queso.


Vitamina B12: su carencia origina una disminución en la proliferación de los linfocitos en respuesta a procesos infecciosos y un descenso en la cantidad. La podemos encontrar en lácteos, pollo, hígado de res, pescados y almejas.


Cobre: es esencial para la diferenciación, maduración y activación de los distintos tipos de células inmuno-competentes, actuando también como antioxidante. Lo podemos obtener de las ostras, frijoles, lentejas, vísceras como hígado y riñones, verduras de hoja oscura y frutas deshidratas como la ciruela.


Zinc: es necesario para que nuestro sistema inmunitario funcione apropiadamente. Participa en la división y el crecimiento de las células, al igual que en la cicatrización de heridas. Se encuentra en el queso, avena, ostras, almejas, carnes rojas.


Hierro: es fundamental para el normal desarrollo del sistema inmunitario, su deficiencia puede afectar la capacidad del organismo para generar respuesta ante agentes infecciosos. Sus fuentes son las carnes rojas, quinoa, lentejas, frijoles, espinacas, huevo.


Así bien, en esta temporada de fríos que se avecina, es muy importante mantener una alimentación saludable y variada, para poder tener nuestro sistema inmune en excelentes condiciones y poder hacerle frente a cualquier virus o bacteria que se nos presente.



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