
12 de abril.- Día Internacional de los Niños de la Calle
La celebración es una manera de denunciar y promover la atención, a la situación de desamparo a la que se enfrentan millones de niños en...
Con el aumento de las temperaturas debido al cambio climático, los golpes de calor se han convertido en un problema de salud pública cada vez más frecuente y peligroso. Este trastorno, que puede ser mortal si no se trata a tiempo, afecta especialmente a los grupos más vulnerables, como niños, adultos mayores y personas con condiciones médicas preexistentes.
El golpe de calor ocurre cuando el cuerpo pierde la capacidad de regular su temperatura interna, alcanzando niveles superiores a los 40 °C. Esto suele suceder por exposición prolongada al calor extremo o por actividad física intensa en ambientes calurosos. Los mecanismos naturales del cuerpo, como la sudoración y la vasodilatación, se ven desbordados, lo que puede provocar daños graves en órganos vitales como el cerebro, corazón, riñones y músculos.
Los síntomas del golpe de calor pueden aparecer rápidamente y evolucionar hacia complicaciones graves si no se actúa con prontitud. Entre los principales signos se encuentran: Temperatura corporal elevada (por encima de 40 °C). Piel roja, caliente y seca (falta de sudoración). Mareos, náuseas y vómitos. Confusión, delirios o pérdida del conocimiento. Dolor palpitante de cabeza. Pulso rápido y fuerte.
En casos extremos, las personas pueden experimentar convulsiones, fallos orgánicos múltiples e incluso la muerte. Los niños menores de cinco años, los adultos mayores y las personas con enfermedades crónicas son particularmente susceptibles a sufrir golpes de calor.
La prevención es fundamental para reducir el riesgo de golpes de calor. Algunas recomendaciones incluyen: Mantener una hidratación constante, bebiendo agua incluso sin sentir sed. Evitar la exposición directa al sol entre las horas más calurosas del día. Usar ropa ligera y transpirable, protegerse con sombreros o gorras. Limitar actividades físicas extenuantes durante días calurosos.
Si alguien presenta síntomas compatibles con un golpe de calor, es crucial actuar rápidamente: Trasladar a la persona a un lugar fresco y sombreado. Enfriar su cuerpo con compresas húmedas o agua fría. Llamar a los servicios médicos de emergencia para atención especializada. El golpe de calor no debe tomarse a la ligera; su impacto puede ser devastador si no se atiende oportunamente.
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