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Por si no lo sabías

Por Valente Salazar Díaz


¿Qué es la Posmodernidad hoy?

Hemos analizado en las últimas ediciones cómo los pilares de la Filosofía de la Modernidad se han puesto en duda como fundamentos de una sociedad que, ante los grandes cambios del mundo contemporáneo, parecen no poder orientar más a la Humanidad por el sendero de la vida y ante los grandes retos del futuro.

Se habla hoy de la “pérdida de valores” que las nuevas generaciones demuestran distanciándose de las normas e instituciones que hasta mediados del siglo XX dirigían la vida social. La ausencia de estos valores se ve claramente reflejada en el surgimiento de numerosos movimientos que aspiran a ser reconocidos por la sociedad y a reivindicar supuestos “derechos”, que en muchas ocasiones no conducen a nada positivo, ni siquiera para esos mismos movimientos, a la luz de un análisis serio de sus pretensiones y de los efectos que acarrean.

El mundo actual padece una verdadera epidemia de “ideologías” tan diversas como improcedentes, pues al no ser el producto de una reflexión seria y de un análisis previo de sus consecuencias, se lanzan a la lucha contra las antiguas normas sociales dando “palos de ciego” al aire. Así, tenemos hoy organizaciones “animalistas” que pregonan inclusive el abandono de proteína animal en la dieta, sin reparar en que la evolución biológica misma nos ha adaptado a una dieta omnívora, ni aclarar cómo piensan cuidar a los millones de animales de granja que ya existen en todas las regiones del mundo. Podemos encontrar también a quienes en pro de un lenguaje “políticamente correcto” pisotean las reglas gramaticales del lenguaje con frases tan ridículas como el famoso “soldados y soldadas” pronunciado por una supuesta “intelectual de renombre”, y en el peor de los casos pretenden suprimir el género de las palabras cambiando la “a” y la “o” por la “e”, de donde surgen “nosotres”, “persones”, y otros disparates que nada solucionan, pero sí degradan a nuestro idioma.

Presenciamos hoy situaciones que no son sino el reflejo de una humanidad que ha perdido la guía de la recta razón que filósofos de la talla de Descartes o Kant ponderaran como esencial para la convivencia y el bienestar de la sociedad; aunadas a los problemas que se han descrito en ediciones anteriores de esta columna sobre el deterioro de la figura del Hombre, la pérdida de la racionalidad, la falta de una sociedad justa y el deterioro del ambiente que nos alberga, se suman ideologías y actitudes que, sin perder el respeto a la libre expresión de los demás en forma pacífica, sí podemos criticar duramente cuando una horda se lanza a las calles a causar destrozos, injuriar y hasta agredir a las autoridades en nombre de tendencias radicales y muchas veces incoherentes con lo mismo que proponen.


Si bien es verdad que en tiempos pasados muchos seres humanos fueron señalados y a veces castigados por ser distintos a las normas de aquellos tiempos, también lo es que justificar una supuesta “causa” con base en rencores de un pasado que ya no existe a nada bueno llevará jamás.

Al momento de escribir estas líneas se libra una guerra de invasión realmente genocida en Ucrania, con el riesgo real de desatar un conflicto mundial que sería de dimensiones apocalípticas; no se diga ya del deterioro de la economía global, que ya se ha dejado sentir en estos años. Este es el tipo de problemas que deberíamos realmente ver y tratar de evitar cada uno de nosotros en su capacidad, por modesta que sea. Recordemos que al inicio de la Segunda Guerra Mundial, una invasión a Polonia aduciendo Hitler la presunta pertenencia de territorios a Alemania y la supuesta persecución de los alemanes en ellos, fue exactamente igual a lo que hoy pasa en Ucrania, por lo que me parece oportuno citar aquella frase de autor incierto, pero cuya verdad ha trascendido hasta nosotros: "Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla".

De lo que podamos construir en esta aparente crisis de la humanidad dependerá el futuro para las generaciones venideras. De ello hablaremos en la próxima edición.


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