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Por si no lo sabías Por Valente Salazar Díaz

¿Qué filosofía se necesita hoy?

Siguiendo con el análisis de los problemas que la humanidad afronta en la actualidad podemos tratar de dar respuesta a la segunda pregunta que orienta esta discusión ¿Qué es lo que podemos cambiar?

Ya en la pasada aparición de esta columna adelantábamos que el cambio que podemos realizar pasa fundamentalmente por lo actitudinal, puesto que las actitudes se pueden definir como conductas observables que manifiestan la ponderación de un valor, es necesario remontarnos a la definición de lo que son los valores, y para establecer una definición lo más clara posible existe una rama de la Filosofía, la Axiología, que precisamente es una reflexión sobre la naturaleza de lo que se puede considerar como un valor, su importancia y su vigencia a través del desarrollo histórico de la sociedad.

Una primera observación en este tema es que existen diversos tipos de valores: económicos, estéticos, inclusive científicos, pero para lo que aquí nos interesa centraremos nuestro análisis en los valores éticos, que se relacionan con la moral.

Aunque se habla mucho en la actualidad sobre la necesidad de “fomentar los valores” la realidad es que en muchas ocasiones no se define con claridad qué se entiende por tales valores, cuáles puedan ser, ni cómo en realidad se podrían fomentar, lo cual lleva incluso a tomar actitudes erradas y hasta contradictorias entre sí. Un ejemplo de lo anterior es el surgimiento en estos tiempos de grupos o asociaciones que defienden ideologías francamente desorientadas, como quienes pregonan defender a los animales pero restringen este concepto únicamente a aquellos que por su aspecto agradable, por su rareza o por su familiaridad con los humanos como mascotas son “defendidos” a ultranza mientras que a especies como las moscas, arañas o cucarachas –que cumplen una importante función en el equilibrio ecológico y también son animales- nadie las defiende y son consideradas como plagas que es mejor exterminar. Otro ejemplo de esta falta de sentido es la fragmentación de los Derechos Humanos en derechos de las mujeres, derechos de los niños, de los grupos con orientaciones diversas y actualmente hasta de los criminales -que “también tienen derechos”- lo que implica, ya de entrada, consentir en que no todos los humanos somos iguales ante la Ley y por lo tanto no todos tenemos exactamente los mismos derechos.

A lo largo de la Historia la Humanidad ha aceptado una diversidad de sistemas morales surgidos de las necesidades de la época, de la subsistencia de las sociedades que las crearon, de la aceptación de distintas religiones y hasta de la adaptación a los diversos ambientes sobre el planeta. Lo anterior nos lleva a contemplar cómo algunas actitudes que se han permitido bajo cierta moral en una época y lugar distintos de los nuestros pueden parecernos extrañas y hasta equívocas en nuestro contexto actual. Podríamos citar como ejemplos la eutanasia de niños con algún rasgo “de inferioridad” en la antigua Esparta, que actualmente nos parecería una norma salvaje, pero que en su contexto fue establecida para garantizar la subsistencia de aquella sociedad militarizada.

Ante esta situación podemos preguntarnos ¿Qué clase de moral podremos seguir actualmente? En la siguiente edición de esta columna abordaremos esta pregunta.

Por el momento deseo a todos un buen fin de semana y particularmente a los niños felicidades en su día, pues de ellos dependerá crear un futuro mejor.




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