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Por si no lo sabías - ¿Qué es la morada digna del hombre para la posmodernidad?

(Segunda parte)


Por Valente Salazar Díaz



En la anterior edición de esta columna hablábamos sobre las preocupaciones que la posmodernidad plantea hoy a la Humanidad, al contemplar cómo las condiciones que en el pasado fueron el fundamento de nuestra sociedad actual se ven comprometidas, y esto mayormente por factores antropogénicos, o esa provocados por la misma especie humana. A continuación abordaremos brevemente cada uno de estos factores, no sin antes señalar que existe una correlación compleja entre ellos y otros que no por ser menos evidentes son menos importantes.

La explosión demográfica y la sobrepoblación: Ya en la edición pasada señalábamos que la especie humana a la que todos pertenecemos, el Homo sapiens, es la única que aún existe de entre una pequeña familia de primates, la de los Homínidos. Ahora bien, los homínidos no fueron en realidad una familia muy exitosa desde el punto de vista netamente evolutivo; para entender esto podríamos establecer la comparación con otros grupos, como los insectos cuya biodiversidad es tal que tan sólo los coleópteros -comúnmente conocidos como escarabajos- son un orden de insectos con unas 375 000 especies descritas; y tiene 66 veces más especies que todas las especies de mamíferos conocidas.​

De los homínidos extintos se conocen tan sólo una veintena de especies, algunas de las cuales son de identidad incierta por el escaso registro fósil que se tiene de ellas. Como ha sucedido siempre en la historia de la vida sobre nuestro planeta, la especie humana comenzó con una muy escasa población, que se expandió sobre el planeta desde lo que hoy es África hace unos 2,5 millones de años. Volviendo a nuestra comparación tenemos que los coleópteros o escarabajos se conocen en el registro fósil desde hace unos 280 millones de años, o sea que llevan a nuestra especie una ventaja evolutiva de casi 280 millones de años, de ahí la razón de su enorme biodiversidad y capacidad de adaptación a todos los ambientes terrestres del planeta, y en este sentido se podría decir que la subsistencia de la humanidad se debe ante todo al desarrollo de nuestra inteligencia, en parte disparada por el desarrollo de la marcha en posición erecta –que ningún otro primate logró desarrollar al grado de caminar erguidos normalmente- y el desarrollo de la habilidad manual que estimularía a su vez el crecimiento de la bóveda craneana y el aumento de la masa cerebral. Así pues, el Hombre se puede caracterizar como el animal más evolucionado desde el punto de vista netamente intelectual: una especie solitaria que logró sobrevivir a las adversidades de la vida hasta formar la enorme población mundial que hoy podemos conocer.

Existen en el mundo casi 8,000 millones de personas, y al momento de escribir estas líneas se calcula que a población mundial ha crecido en alrededor de 12.5 millones tan sólo en lo que va de este año.

Comentamos también en alguna ocasión que este crecimiento acelerado de la población no decae a pesar de las tasas de mortalidad, que además no son uniformes debido a las dispares condiciones socioeconómicas de los distintos países del mundo. En este año ha habido casi el doble de nacimientos respecto al número de defunciones. Los adelantos de la medicina actual, que comenzaron a fines del S. XVIII con la aparición de la primera vacuna –la de la viruela negra desarrollada por Edward Jenner- permitieron que se abatieran los índices de mortalidad infantil; y el desarrollo de los antibióticos con el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928, aunados al desarrollo de la medicina contemporánea en todas sus áreas han dado al ser humano una expectativa de vida que hoy es de alrededor de más de 70 años en promedio, mientras que durante el paleolítico, hace unos 1,5 millones de años se ha estimado que era de menos de 20 años.

Es aquí donde se puede reflexionar en que el desarrollo de la humanidad levó eventualmente a un ritmo tan acelerado que ha ejercido una gran demanda sobre los recursos naturales del planeta, algunos de ellos no renovables como el petróleo y sus derivados.

En la próxima edición seguiremos tratando sobre este problema que, como ya se dijo, es bastante complejo.






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