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Por si no lo sabías - ¿Qué filosofía se necesita hoy?

Por Valente Salazar Díaz


En las anteriores apariciones de esta columna hemos abordado el estado actualdelo que los filósofos contemporáneos llaman la Condición Posmoderna, dibujandouna imagen del mundo actual que podría verse comodeprimente y aúndesoladora;sin embargo,debemos recordar queel mundo no es el planeta que habitamos sinola imagen que los humanos nos hacemos de él.


Entonces podemosaúnser optimistas, confrontar los problemas que nuestrodesarrollo tecnológico e industrial ha creado y tratar de recuperar algo que hoyparece haberse perdido: un sistema de valores.Partiendo de lofundamentalpodemos recordar la oración que nos habla sobre aceptar lo que no se puedecambiar, tener el valor de cambiarlo que se puede, y tener serenidad para entenderla diferencia.


¿Qué es lo que no se puede cambiar?


Hoy se habla en tono de alarma sobre las consecuencias catastróficas del cambioclimático global y el deterioro de prácticamente todos los ecosistemas del planeta.En efecto, los expertos en estos temas han alertado desde la tribuna de la ONU almundo sobre lo que se da en llamar la “deudaecológica” de la humanidad.Estoúltimo, dicho en palabras sencillas, no es sino el balance entre lo que el ecosistemapuede producir principalmente como alimentos, aire puro y agua, y la cantidad deesta producción que la población mundial requiere anualmente para sobrevivir.


En lo que toca al cambio climático, por un lado se debe considerar que el planetahapasado por un proceso de formación que inició hace alrededor de 4,770 millonesde años y determinó muchas de sus características aún antes del surgimiento de lavida hace unos 3600 millones de años. Planetas como Mercurio que no tieneatmósfera, o Neptuno que se encuentra demasiado lejos para recibir la adecuadacantidad de radiación solar,simplemente no podrían haber dado origena los seresvivosmientras que el conjunto de condicionesfísicas y químicas de la Tierra sípudieron dar origen inicialmente a organismos unicelulares que se cree serían muyparecidos a las actuales arqueobacterias, pues éstas pueden realizar un procesollamado quimiosíntesis que implica el generar su propia materia orgánica enausencia de luz solar o de oxígeno. Una vez surgida la vida en la Tierra los propiosunicelulares quimiosintéticos habrían modificado lentamente la atmósfera hasta quehubo una cantidad suficiente deoxígeno en el aire para poder realizar la fotosíntesisde los autótrofos(algas y vegetales)y a partir de ésta originar el surgimiento deorganismos heterótrofos(hongos y animales), que se alimentan aprovechandolamateriaorgánica producida por los autótrofos, y entre los cuales nos incluimosnosotros. Esta es en resumen la llamada Teoría Fisicoquímica, sostenida por elmexicano Alfonso LuisHerrera y el rusoAlexander IvanovichOparina inicios delsiglo XX, yquees en la actualidad la más aceptadapor la comunidad científica.



La aceleración de este cambio se puede atribuir a dos factores principales que sonla explosión demográfica–que ya en alguna edición pasada hemos comentado-yla industrialización que se desarrolló a partir de la Revolución Industrial durante elsiglo XIX para poder satisfacer a una población cada vez mayor y con una forma devida urbana que hoy podemos verclaramente ejemplificada en ciudades como la deMéxico, hasta hace unos años la más poblada del mundo.


Dado que el tema es amplio haremos una pausa para abordar en la siguienteaparición de esta columna la relación entre el cambio climático y la deuda ecológica.


Les deseo por el momento un buen fin de semana.




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