¿Qué es una Distopía?
En la anterior aparición de esta columna señalábamos algunos motivos por los cuales la Humanidad no ha podido nunca establecer una sociedad ideal, una Utopía, a lo largo de la historia. Son muchos los factores que intervienen en esto: El crecimiento de algunas sociedades y su imperialismo, la necesidad de mantener una estabilidad social a través del Estado, el crecimiento económico como único fin a perseguir y, siempre en el fondo de estos problemas, la ausencia de valores que cada individuo debería atesorar y practicar en beneficio de sus semejantes y de sí mismo.
Ahora bien, ya que hemos planteado la imposibilidad de que podamos llegar a tener una sociedad utópica, cabe ahora preguntarnos qué alternativa nos queda ante esta situación. Es aquí donde aparece la idea de la distopía – del griego dis- (mal, difícil) y topos (lugar)- como una alternativa opuesta, pero acaso más real.
Si para empezar el análisis de la Utopía partimos de la obra cumbre de Santo Tomás Moro escrita en 1516, para entender el concepto de distopía es preciso analizar la obra “1984” escrita por el novelista inglés Eric Arthur Blair bajo el pseudónimo de George Orwell (nombre con el cual se le identifica generalmente) en el año de 1948. Como se nota a primera vista el título de su novela es un anagrama del año en el cual fue editada; se debe considerar que en esos años los horrores de la Segunda Guerra Mundial seguían aún frescos en la mente de quienes, como Orwell, habían logrado sobrevivir a los bombardeos de Alemania sobre la Gran Bretaña, y además presenciaban en esos momentos el engrandecimiento del inhumano régimen de José Stalin en la naciente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Pasando al análisis de la obra encontramos en ella una hipotética división del planeta entre tres grandes bloques políticos que han absorbido a los antiguos países de América, Europa, Asia y África. El personaje principal de la obra, llamado Winston, vive en la ahora llamada Oceanía -dirigida por un partido de corte “socialista” en lo que fuera Inglaterra- trabajando como corrector en un diario oficial, donde su labor es “modificar la historia” eliminando hechos del pasado y personajes que han caído en desgracia ante el Partido e inventando nuevos héroes y sucesos acordes a la ideología estatal.
Los habitantes de la distopía de Orwelll son constantemente vigilados tanto en áreas públicas como en sus propias casas a través de aparatos televisores que son a la vez cámaras de monitoreo y la población entera está sometida por medio de esa vigilancia a plegarse a los mandatos del Partido. Uno de los personajes de la novela es el Gran Hermano (Big Brother) a quien nadie ha visto jamás en público desde el triunfo de la Revolución, pero en los espacios públicos se proyectan películas donde este personaje es ensalzado y se enardece al público –forzado a ver estos “documentales” todos los días- para odiar a Emmanuel Goldstein, un supuesto traidor al partido y ex compañero del Big Bother en la época en que ambos son camaradas revolucionarios y fundadores del Partido, considerado ahora el líder de un grupo terrorista que pretende destruir al Estado sembrando la anarquía. La descripción de Orwell del aspecto físico de estos dos personajes ficticios es el vivo retrato de José Stalin, que encarna el Big Brother, y León Trotsky, líder militar de la revolución soviética que tuvo que huir a México al oponerse al “culto a la personalidad” de Stalin, donde fue asesinado en su casa de Coyoacán. Así pues, la novela de Orwell lejos de ser pura fantasía se basa en la situación del mundo socialista después de terminada la guerra.
Los elementos que esta obra expone son, además, la reducción del lenguaje y la imposición de una Nueva Lengua simplificada y admitida por el partido, la supresión del deseo sexual aún en el matrimonio que sólo sirve para la procreación, la ya mencionada distorsión de la Historia para satisfacer al Partido, y la creación de una Policía del Pensamiento encargada de perseguir a todo aquel que exprese ideas libres o dude del Gran Hermano.
El temor es omnipresente a lo largo de la vida de los habitantes de Oceanía, ya sea por medio de una guerra que nunca acaba pero que en realidad no se ve sino a través de supuestos ataques a la ciudad, más parecidos a bombas estratégicamente ubicadas que a un bombardeo real, ya sea por el temor siempre presente de ser detenido por la Policía del Pensamiento aunque sea por el sólo hecho de expresar una duda, y ser recluido en una prisión temible donde se “reeduca” a los supuestos disidentes.
He aquí, en términos generales, la visión de Orwell sobre una sociedad distópica. 1984 es una obra pionera en muchos sentidos, y escapa a los alcances de esta columna el análisis profundo de la obra, pero ha inspirado a muchos otras obras literarias y cinematográficas como la novela Farenheit 451 de Ray Bradbury publicada en 1953, o la película Equilibrium dirigida por Kurt Wimmer en 2002.
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