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Por si no lo sabías - Valente Salazar Díaz

¿Qué es una Distopía? (II)


En la pasada aparición de esta columna hemos abordado el significado de una Distopía como un modelo político, económico e ideológico en el cual se logra el funcionamiento de la estructura social a través de la represión de las libertades individuales y la imposición de normas –generalmente establecidas por una dictadura de Partido- que deben ser aceptadas como “razonables” y seguidas por los ciudadanos bajo pena de represión y aún aniquilación si no se acatan.


Aunque en la literatura podemos encontrar novelas que tienden ya a plantear sociedades con rasgos distópicos, como Los viajes de Gulliver de Jonathan Swwift (1726) o Un mundo feliz de Aldous Huxley (1932), escogimos abordar el análisis a partir de la obra ‘1984’ de George Orwell por dos motivos principales: el primero es el ambiente de temor y opresión que la sociedad de la hipotética Oceanía vive en todo momento bajo la vigilancia permanente del Partido, encarnado en la figura del Big Brother y que Orwell describe magistralmente dándonos tema a reflexionar sobre nuestra propia sociedad. El segundo motivo es que, a diferencia de otras obras literarias, Orwell refleja en su novela una realidad palpable en el sistema soviético y el “culto a la personalidad“ de José Stalin, durante el cual fueron ejecutados o mandados a morir en condiciones inhumanas en los llamados gulags de Siberia más de veinte millones de personas, por el simple hecho de pensar en forma distinta a la ideología marxista-leninista. Vemos pues en esta obra la incertidumbre sobre el futuro humano que parecía emerger del nuevo orden mundial al finalizar la Segunda Gran Guerra.

Tenemos así que la distopía es más cercana a la realidad histórica que la utopía, pues mientras que nunca se ha logrado eliminar en la Tierra la brecha entre pobres y ricos, la guerra, el crimen y otros azotes de la Humanidad sí han existido Estados opresivos y tiránicos que han subsistido por décadas y, en más de una ocasión, pregonando la Razón, la Justicia Social o la Propiedad Común de los medios de producción como su bandera ideológica; tal es el caso del Terror consecuencia de la Revolución francesa, de la política soviética en Rusia o de la Revolución cultural maoísta en China. En este sentido pragmático las presuntas utopías resultado de la imposición ideológica por un líder carismático y su partido político no distan mucho en realidad, de la opresión que en el pasado ejercieron los emperadores de Roma o de China sobre los vastos territorios conquistados por aquellas grandes potencias.


Aunque se ha expuesto hasta aquí un poco de lo que es la distopía creada por los grandes autores de la literatura, y en alguna ocasión histórica parcialmente realizadas por ciertos sistemas políticos, cabe la pena reflexionar en lo siguiente ¿Qué de distópico tiene el mundo contemporáneo y en consecuencia nuestra propia sociedad? ¿Cuán lejos estamos como humanidad de lograr un intento al menos de Utopía y cuán cerca de perder nuestra libertad en un mundo ya globalizado?


Por el momento haremos un alto, para volver en la próxima edición de esta columna a dar cierre a este análisis.


Buen fin de semana estimados lectores.





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