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REFLEXIONES

Héctor Hernández Parra

Después de un año de que Abel Ignacio partió mantengo el gratísimo recuerdo por la convivencia que la vida me dio de crecer muy cerca de una dinastía de amigos, de gente buena que forma parte de los buenos momentos.

Casi la mayor parte de mi formación la pasé en la proximidad de la casa emblemática ubicada en 5 de mayo 14.

EL trato muy frecuente de mi familia con don Nacho y doña Argentina con Abel Joaquín el doctor, de Martha y Virginia, todos ellos nos vieron crecer evolucionar ser buenos vecinos.

Enfrente la otra parte de la familia Cuevas, el doctor Ernesto y doña Leonor Salmones, sus hijas y Roberto, en la casa contigua Carmelina, Chela, Carlos y Guillermo un excelente dibujante y publicista.

Recuerdo como fueron integrándose a la constelación familiar Abelito (así lo distinguíamos, André y Malú, sin dejar pasar a la estimadísima María Luisa una gran dama en toda la extensión de la palabra.

La incursión de Abel Ignacio en la vida pública se dio al integrar en equipo de productores de café de calidad en una razón social conocida por sus siglas como la POCACOSA luego llegaría su incursión en la política partidista.

Acción Nacional lo tuvo entre sus filas en diversas responsabilidades internas administrando y comunicando la vida partidista.

A mi casa llegó la invitación para defender sus votos y representar al PAN, su aspiración de ser diputado nos congregó a varios soñadores en la búsqueda del cambio político.

Fue su papá el doctor quien me acercó al partido, llegarán para Coatepec los nuevos administradores, el Lic. Diego Alfredo Hernández Alonso y su equipo hicieron realidad los primeros cambios en la administración pública municipal.

La llegada de Abel al congreso local y al congreso federal afianzaba el prestigio político partidista en aquel momento, su hermano el arquitecto Andrés le siguió los pasos consolidándose como figura pública, nuevas responsabilidades y desafíos llegarían.

La consolidación de su hogar lo llenó de una gran fortaleza y un ejemplo para quienes conformaban su hogar.

Lamentablemente, las circunstancias cambiarían el destino de una trayectoria exitosa.

El recuerdo de su paso entre nosotros nos deja de inmediato una sensación de nostalgia, un ejemplo de un amigo que nos acompañó en su momento y de algún modo nos indicó una senda de esperanza de una vida mejor y más digna para todos.



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