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REFLEXIONES

Héctor Hernández Parra



El concepto de municipio aparece en nuestro idioma hacia 1490 cuando se reconocen los fueros de comunidades de primarias y municipales de España. Del latín las raíces son munus que implican obligación o tarea y capere, tomar. Por lo que el sentido de la palabra municipio se refiere a que unos enfrenten o resuelvan los problemas comunes de otros, es la célula histórica donde convergen los valores cívicos, la necesidad de la participación social utilizando acciones políticas. Inmediatamente a la institución básica de la sociedad como lo es la familia. Así se caracteriza por fortalecer la convivencia, en el ayuntamiento se propicia la utilización de recursos para satisfacer las necesidades comunes en un cierto territorio. A mediados del siglo XV en Francia, terminaba el feudalismo para iniciar la conformación de la nación, de tal forma que vivir en el campo se traducía en ser siervo de los potentados y vivir en la ciudad representaba la libertad. El desarrollo de las ciudades se daba en el intercambio comercial y cultural que se daba por el movimiento económico.

A pesar del crecimiento, el municipio aún no podía desarrollarse por sí mismo, estaba inmerso como célula en menor grado del concepto de nación. Esto se dio en el Renacimiento, por eso identificamos hasta nuestros días como “célula de la nación o base de la organización política y administrativa del Estado”. Identificamos físicamente la transformación de las pequeñas villas o caseríos en la consolidación de una arquitectura pública, con plazas, calles y fuentes donde sea posible la convivencia social de territorio para el fortalecimiento del bien común. La cristalización de sueños donde se plasman conceptos de organización básica tiene como antecedentes un modelo trazado por Tomás Moro en su obra “Utopía”, ahí se propuso organizar la Isla Utopía en 54 distritos cada uno con un territorio específico y con una administración a base de asambleas locales, en los distritos cada 30 familias eligen a un alcalde o filarca, esta es la concepción del Estado.

En la segunda mitad del siglo XVIII surge una corriente de pensamiento identificada como “despotismo ilustrado” identificada con una frase “todo para el pueblo, pero sin el pueblo” y el arma utilizada es la centralización, el municipio se vio envuelto a una centralización administrativa y fiscal. En nuestros municipios aparece una disposición a fin de que sea el Gobierno del Estado a través de la Secretaría de Finanzas quien realice el cobro del Impuesto Predial. Por otro lado, la Carta Magna dice en su artículo 115 que la atribución corresponde a los municipios. Se observa esa presión estatal para que se firme un convenio que permita ceder esta atribución con la promesa de que después de un tiempo el recurso municipal regrese “copeteado”. Esto es entregar la recaudación al Estado a fin de que se detenga la disponibilidad de recursos con los que se brindan los servicios municipales, es aceptar que otro nivel de gobierno lo trabaje o nos lo devuelva lo más tarde posible. Esta es una oportunidad para observar cómo se defiende el municipalismo por parte de los integrantes de los cabildos o quizá un desnudo integral colectivo para que se consuma el retroceso a un estado donde prive o reine el “despotismo ilustrado” como en el siglo XVIII. Seguiremos analizando la evolución del concepto de Municipio. Correo electrónico: hectorhernandezparra77@gmail.com




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